REPORTAJE, POR JOSÉ LUIS BENLLOCH

“Demagógica, inviable, un atentado al ritual, armas para los anti, una barbaridad, discriminatorio, surrealista…”

Los empresarios taurinos rechazan de pleno la norma de los nueve metros cuadrados por espectador propuesta por el gobierno para la desescalada
José Luis Benlloch
jueves 30 de abril de 2020

Demagógica, inviable, atentado al ritual, armas para los anti, una barbaridad, discriminatorio, surrealista… son algunos de los calificativos que los empresarios (Simón Casas, Ramón Valencia y Alberto García) han utilizado cuando desde Aplausos hemos querido pulsar su opinión y estado de ánimo ante la norma de los nueve metros cuadrados por cada espectador que ha incluido el Gobierno en el plan de desescalada para poder dar festejos taurinos. Tampoco los festejos sin público son de su aceptación.

Comienzo por Simón Casas. Madrid, Valencia, Nimes y Alicante bajo su responsabilidad en momentos que todos convenimos como muy difíciles; y aun así le encuentro pletórico.

-Estoy optimista o más aún, estoy convencido de que esta crisis del coronavirus tanto para el toro como para la sociedad va a venir de puta madre…

“En estos momentos soy optimista porque sé que se va a poner en marcha un nuevo orden artístico, económico, conceptual e ideológico”

-¡Hombre!

-Sí, sí. Estábamos viciados en el toro y en la vida en general y va a pasar lo que pasa después de las catástrofes mundiales, que hay una toma de conciencia generalizada que acabará con muchos de esos vicios o virus que eran ya endémicos, especialmente en el toro… Que la tauromaquia estaba en peligro por su insostenibilidad económica lo vengo predicando hace diez años y no era por culpa del corona, que ahora lo ha hecho más evidente y ha provocado esa toma de conciencia que va a ser definitiva. En casos así se sabe que hay convergencia y una solidaridad colectiva muy extendida. Eso es precisamente lo que me hace ser optimista, porque sé que se va a poner en marcha un nuevo orden artístico, económico, conceptual e ideológico.

“¿Sabes cuántos caben en un tendido bajo de Las Ventas en los nueve metros?… Seis personas. Diez tendidos bajos por seis personas suponen sesenta personas en los tendidos bajos de la primera plaza del mundo. Si se aplica la norma en el total de la plaza significa unas dos mil personas. Es un cachondeo, una medida totalmente demagógica”

-Te llamaba para que me hablases de la norma de los nueve metros.

-Hay algo intocable en la tauromaquia a nivel escenográfico y artístico que hace que una plaza sin público no sea una plaza. Te digo más, en ese orden de pensamiento la muerte del toro sin público no es un ritual. Por tanto esa norma supone una insostenibilidad conceptual, artística y económica. Te voy a dar un dato definitivo.

-Dámelo.

-Esta mañana mi socio Rafael García Garrido, al que quiero un montón, te lo digo porque hay quien nos quiere dividir y no lo va a conseguir porque estamos enamorados, ha cogido un equipo de gente y ha aplicado la norma de los nueve metros cuadrados en un tendido bajo de Madrid. ¿Sabes cuántos caben en los nueve metros?… Caben seis personas. Diez tendidos bajos por seis personas suponen sesenta personas en los tendidos bajos de la primera plaza del mundo. En el total de la plaza, aplicar la norma supondría ocupar un ocho por ciento del total del aforo, lo que significa unas dos mil personas. Es un cachondeo, una medida totalmente demagógica. El que la haya concebido no tiene ni idea.

-O sí.

-Entonces sería peor.

“Matar un toro a puerta cerrada cabe entre profesionales pero en una pantalla de televisión no. Sería darle armas a los anti. Lo que legitima la muerte del toro es el fervor popular, lo que transforma la muerte del toro en un sacrificio ritual es la presencia del público”

-Te iba a preguntar por las corridas sin público, pero lo entiendo contestado.

-Yo tengo mis convicciones personales, respetuosas con las de los demás pero yo creo que matar un toro a puerta cerrada cabe entre profesionales pero en una pantalla de televisión no. Sería darle armas a los anti. Lo que legitima la muerte del toro es el fervor popular, lo que transforma la muerte del toro en un sacrificio ritual es la presencia del público. Hay tres actores: el toro, los toreros y el público; y además… cómo coño se puede dar una corrida sin el ole que, por cierto, tiene una etimología árabe, significa Alá, Dios, y es que la divinidad tiene que estar presente en la lidia o se pierde la esencia. Los que no entiendan eso no entienden la esencia del toreo ni entienden de arte.

RAMÓN VALENCIA

Ramón Valencia, empresario de Sevilla, que en estos momentos debería estar en plena efervescencia ferial, no difiere mucho de su colega y señala la norma como una auténtica barbaridad. “Eso supone decir no hagan nada. No significa otra cosa”, reflexiona de entrada, antes de exigir que “a nosotros nos deben tratar exactamente igual que a cualquier otra industria cultural, ya sea el teatro, el cine o un espectáculo que se desarrolle en un espacio abierto. Que en el mundo de los toros nos exijan nueve metros cuadrados para cada persona que quiera ir, equivale a decir no hagan ustedes nada.

“La norma de los nueve metros cuadrados supone decir ‘no hagan nada’. No significa otra cosa. A nosotros nos deben tratar exactamente igual que a cualquier otra industria cultural”

El empresario se muestra partidario de quejarse y reivindicar un trato justo e igualitario: “Naturalmente vamos a ser prudentes pero vamos a pedir el trato que creemos justo, el que nos corresponde. Nos quejaremos en los términos de corrección necesarios, pero nos quejaremos, naturalmente. Hay que mandarle una carta al ministro diciéndole que no es la norma adecuada para el espectáculo taurino”. El empresario apunta que le consta que los representantes de las otras industrias, los del cine por ejemplo, no están contentos con las normas que les aplican a ellos “y eso que les piden reducir el aforo a un tercio, así que imagina nosotros. Es un agravio. Digo más: en el mundo de los toros ese mismo tercio del aforo nos podría servir, para comenzar claro, pero con los nueve metros… El trato es muy discriminatorio y nada serio”, concluye.

“Me consta que los de otras industrias culturales no están contentos con las normas que les aplican y eso que les piden reducir el aforo a un tercio, así que imagina nosotros. Es un agravio”

En cuanto a la celebración de corridas sin público asegura que tampoco lo ve. “Yo creo que a la larga perjudicaría al mundo del toro. Una vez organizada la corrida y el empresario se ha quedado a un lado, existe un triunvirato, toro, torero y público, que no se puede partir. Si falta uno de los tres se pierde la esencia y el carácter de espectáculo. Y cuidado que nos podemos equivocar para el futuro que ya está ahí mismo y es algo que hay que cuidar… Este es un espectáculo de masas y hay que esperar a que las masas puedan volver a los toros y poco más”.

“Existe un triunvirato, toro, torero y público que no se puede partir. Si falta uno de los tres se pierde la esencia y el carácter de espectáculo”

Finalmente se reconoce optimista e insiste en no querer hacer futurología: “Me preguntas que cuándo pueden volver los toros a la Maestranza… Si todavía no ha acabado la Feria de Abril… Vamos a esperar a ver cómo se asientan y trascurren las cosas… Hay tiempo para ello”.

ALBERTO GARCÍA

“Lo de un espectador por cada nueve metros cuadrados es totalmente surrealista”, asegura Alberto García, empresario de plazas como Jaén, Burgos, Ávila, Cáceres y, hasta este pasado año, de Huesca y Soria, que salieron de nuevo a concurso este invierno. “Espero que de la misma manera que han rectificado en otras cuestiones también lo hagan en esta. Así se lo vamos a pedir al ministro a través de una carta en la que le debemos subrayar que una medida como esta hace inviable los espectáculos taurinos”. Al igual que Ramón Valencia, pide para la tauromaquia las mismas medidas que se vayan a aplicar a otros espectáculos como es el caso de los conciertos. “Yo no le encuentro sentido a esa norma que nos quieren aplicar que además es discriminatoria teniendo en cuenta que somos los únicos a los que se les exige esa distancia”.

“Lo de un espectador por cada nueve metros cuadrados es totalmente surrealista. Una medida como esa hace inviable los espectáculos taurinos. Es una norma discriminatoria teniendo en cuenta que somos a los únicos que se les exige esa distancia. En el toro nos piden más que a nadie”

Alberto pone otro ejemplo la mar de esclarecedor, el de los centros comerciales que reúnen mucha más gente de la que se puede reunir en muchas plazas de toros “y en ese caso se estipula una reducción de cincuenta por ciento y mantener una distancia de dos metros. En el toro nos piden más que a nadie…”.

En cuanto a la posibilidad de celebrar corridas sin público también se muestra en contra “por cuanto el público es una parte fundamental y esencial que da sentido a la liturgia de la corrida. Toda la magia que se genera con el público arropando al toro en la muerte e incluso con la posibilidad de perdonarle la vida, es algo único y obviarlo supondría un error tremendo”.

“Hasta que no haya una vacuna o un fármaco eficaz va a ser muy complicado que la gente vaya con normalidad a un festejo taurino, a lo mejor en un pueblo donde esté muy controlado el virus se puede hacer, pero serán cosas puntuales. Una temporada como tal no se va a poder dar hasta que no haya vacuna”

Entonces nos quedamos sin posibilidad alguna, le inquiero. “No necesariamente. Otra cosa es que se invente un espectáculo nuevo, con una liturgia diferente, hay que indagar pero las corridas de toros como tal no lo veo con esa fórmula”. Y en cuanto a la información o intuición que pueda tener sobre la posibilidad de retomar la temporada dentro de la normalidad taurina, advierte: “Yo creo que hasta que no haya una vacuna o un fármaco eficaz va a ser muy complicado que la gente vaya con normalidad a un festejo taurino, a lo mejor en un pueblo donde esté muy controlado el virus se puede hacer, pero serán cosas puntuales, una temporada como tal no se va a poder dar hasta que no haya vacuna”.

Y finalmente en el aire, tras escuchar a los tres, quedan muchas certezas: “Los nueve metros cuadrados es un despropósito”; una duda: “No sabemos quién habrá asesorado al ministerio”; y otra certeza: “Quien sea no tiene ni idea de lo que es un festejo taurino”.

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