La Revolera

Parole, parole, parole…

Paco Mora
miércoles 06 de mayo de 2020

Tenía que llegar un virus que nos helara el alma a muchos miles de padres de familia, hermanos y amigos para que nos percatáramos los aficionados al arte de Cúchares de hasta dónde están dispuestos a llegar nuestros poncios actuales en su odio a la Fiesta Nacional, que lo es aunque a esos novísimos frente populistas de pacotilla les tiemblen las nalgas al escuchar o leer tal denominación. Pero del enraizamiento del arte taurino en el alma del pueblo español caben pocas dudas. Estos bisoños orates de la política desconocen el alma del pueblo, porque a ellos sólo les interesan los números y ya es sabido que estos carecen de toda trascendencia anímica.

Ahora que se acerca el centenario de la muerte de Joselito en Talavera de la Reina tal parece que hubieran querido hacer del toreo un adversario político, y se equivocan de medio a medio, porque símbolos poéticos de la izquierda como Federico García Lorca y Rafael Alberti -dos fachas ¿verdad?- cantaron gloriosas elegías al hijo de la “señá” Gabriela y hermano del Divino calvo, cuando el toro Bailaor segó su vida en una tarde de mayo a la sombra de la talaverana Iglesia de Nuestra Señora del Prado. Inmortales aquellos versos de aquel Alberti que tenía alma para escribir “General, si mi pluma valiera tu pistola”, pensando en el general Líster del Ejército Popular Republicano, y también para inmortalizar a Gallito, haciéndole hablar al Guadalquivir al conocer la muerte del más grande de los toreros: “Dile adiós, torero mío, dile adiós a mis veleros y adiós a mis marineros, que ya no quiero ser río”.

Pero es que aquella gente de izquierdas tenía corazón y alma capaz de emocionarse con el arte del toreo, mientras ahora muchos que presumen de amor al pueblo desprecian sus aficiones y creencias, y en el lado izquierdo del pecho solo les hace sístole y diástole la billetera. Nuestra izquierda actual permanece impávida en sus planteamientos para afrontar la pandemia, y va de error en error mientras los seres humanos caemos como moscas. Pero eso sí, sigue erre que erre ignorando un arte que en lo que tiene de industria significa muchos millones de euros para las arcas del Estado.

Esta izquierda de nueva hornada no hace versos, mete la cabeza debajo del ala y hace como que se preocupa de la debacle económica que amenaza en el horizonte para después de la razia del Covid-19. Pero ¡oh casualidad! de la fiesta de los toros, de la ruina del campo bravo, de las carreras de tantos toreros como se va a llevar al maldito virus por delante… de eso ni flores. Ellos dicen que la derecha es economicista y carece de sentido poético de la vida, y no seré yo quien les lleve la contraria en eso. ¿Pero y ellos? ¿Dónde está su tan pregonado amor al pueblo? ¿Todavía no se han enterado de que el arte de lidiar toros bravos, en la geometría redonda de las plazas de toros brota del pueblo llano que tanto dicen amar? Parole, parole, parole que dicen los italianos…

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