El Palco

No confundir civismo con ignorancia y cobardía

Rafael Comino Delgado
jueves 07 de mayo de 2020

El pasado martes 5 de mayo, el ministro Rodríguez Uribes presentó un paquete de ayudas a la Cultura, pero se olvidó, una vez más, del Toreo, si bien, como en él es habitual, intentó suavizar la situación diciendo que están estudiando el documento presentado por los diferentes colectivos del mundo de la Tauromaquia, liderados por la FTL, y que les agradece la donación de los respiradores de las plazas de toros.

Posteriormente, casi de tapadillo, sin mencionar las palabras tauromaquia, toreo, toreros o toro, se anuncia que los artistas que participan en espectáculos públicos afectados por la pandemia, al no poderse celebrar (entre los que obviamente se da por hecho que están los profesionales del Toreo) pueden acogerse a una ayuda de unos 780 euros/mes, durante cuatro a seis meses, dependiendo de la cotización del pasado año.

La FTL ha manifestado que valora esta medida, pero lógicamente reclaman ayudas específicas al sector, tal como lo han hecho con otras artes. Nosotros entendemos que esta ayuda estaba ya acordada en la reunión que mantuvo el colectivo taurino con el ministerio, el pasado 22 de abril, por tanto, no es nada nuevo, es simplemente un derecho que dichos profesionales tienen, y un cumplimiento de una palabra dada.

La asociación de empresarios, ANOET, ha expresado su descontento, pues entiende, y nosotros también lo entendemos así, que se ha discriminado negativamente a la Tauromaquia con respecto a otras artes, si bien no nos sorprende porque no es la primera vez.

Sinceramente, y sentimos tener que decirlo así, nos parece una nueva humillación y desprecio al Toreo por parte del gobierno, que parece gobernar en contra del sector taurino. Cada vez, de forma más clara, demuestran su antitaurinismo, haciendo todo lo posible contra el mundo el Toro. Tienen derecho a ser antitaurinos, pero a la hora de gobernar deberían ser justos, puesto que todos los españoles somos, al menos teóricamente, iguales ante la ley. Con el Toreo creemos que la incumplen reiteradamente, y eso se llama, siendo benévolos, discriminarnos negativamente, aunque sería más adecuado a la realidad utilizar otro calificativo (hay muchos motivos para ello). Y ya se sabe: “cuando los que mandan pierden la vergüenza, los que obedecen pierden el respeto”, pensamiento que unos atribuyen a Georg Christoph Lichtenberg (1742 – 1799) científico y escritor alemán, y el otros a Jean-François Paul de Gondi, Cardenal de Ritz (Francia, 1613 – 1679). Da lo mismo, lo importante es que es verdad.

Este gobierno está maltratando, de manera feroz, al mundo del Toreo, que representa unos 300.000 empleos, que ingresa en las arcas del Estado 140 millones de euros anualmente, que es un arte, una tradición española de siglos, Patrimonio Cultural Inmaterial de España y que mueve al año entre 2.500 y 3.000 millones de euros. No queremos extendernos en hablar de lo que representan las ganaderías de toros de lidia en el mantenimiento de un equilibrio ecológico en la llamada España vacía, aspecto que habitualmente es ignorado por el gobierno y por mucha gente que, sin conocer el mundo del Toreo, se permite manifestarse en contra.

Sin embargo, se abona con muchos millones de euros a otros colectivos que aportan muchísimo menos, pero hacen mucho ruido en la calle.

Creemos que ya está bien; hasta aquí hemos llegado. El mundo del toro siempre ha actuado civilizadamente, educadamente, con respeto hacia los demás, ha procurado cumplir las leyes, aunque algunas hayan sido claramente injustas para nuestros intereses, según creemos. Y como respuesta, por parte del actual gobierno de la nación, solo hemos recibido (yo me incluyo como aficionado) palabras más o menos cordiales y desprecio, cuando no se nos ha ignorado completamente, lo cual es peor aún. Puede ser que el gobierno esté confundiendo, el civismo, educación y respeto que ha recibido de nuestro mundo, el del Toreo-pero no de otros-con ignorancia y cobardía, ya que no hemos provocado altercados en las calles, no hemos quemado contenedores y coches, y no hemos agredido a las fuerzas del orden público.

Si es así están cometiendo un grave error, porque los taurinos ni somos ignorantes ni cobardes. Conocemos nuestros valores, nuestras capacidades, nuestros derechos y como defenderlos. Sabemos cuándo se nos engaña, cuando se nos ningunea, cuando se nos vilipendia, y también sabemos responder a ello adecuadamente.

Y mucho menos somos cobardes. Justo lo contrario, por lo que tomarnos por tales sería un craso error de quien así lo hiciera; pudiera llevarse una gran sorpresa. No nos toquen demasiado los costados, por no decir otra cosa, que ¡ya está bien! Podemos sacar a relucir y enseñarles cuáles son nuestros valores, nuestros derechos, nuestra y verdad y valentía para exigirlos.

Algo parecido a lo que está sucediendo con el mundo del Toreo sucedió, bajo este gobierno, con el mundo rural en general (agricultores y ganaderos), por lo que hace unos meses, se vieron forzados a salir a la calle con sus tractores y enseñar, a las autoridades, lo que son capaces de hacer. Hay dinero para otros colectivos, para innumerables cargos políticos alrededor del gobierno, mientras muchas familias, en el campo y también en la ciudad, trabajando de sol a sol, apenas tienen para sacar adelante a sus hijos.

Pero todo tiene un límite, y cuando se abusa en exceso de alguien, lo normal es que a ese alguien se le agote la paciencia y reaccione, para poner las cosas en su sitio, y eso es lo que debe hacer el mundo el Toreo.

Es urgente que todos los colectivos del mundo del toro se unan, que aparquen diferencias, ahora más que nunca, y reunidos hablar, analizar la situación, establecer estrategias a seguir y llevarlas a cabo con determinación, para defender la Tauromaquia. Si no se logra esa unión para remar todos en el mismo sentido, por los cauces apropiados, el futuro es inexistente. Solo hay futuro si caminamos unidos, con un mismo y único objetivo, ¡defender la Fiesta y así salvarla!

El problema es nuestro y nosotros nos lo tenemos que resolver, pues nadie nos va a echar una mano. En todo caso nos echarán una mano al cuello para que nos ahoguemos antes.

Si en este momento tan complicado, tan difícil, los taurinos no somos capaces de unirnos y plantar cara a quien corresponda, es que no merecemos seguir existiendo como tales, la Fiesta desaparecerá, y nos quedará la vergüenza de no haber sido capaces de defenderla adecuadamente, como lo hicieron nuestros antepasados, en momentos, si cabe, más difíciles.

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