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El tancredo

Carlos Ruiz Villasuso
viernes 08 de mayo de 2020

Que el Gobierno no haya incluido al toreo dentro del paquete de ayudas al sector “cultural” no sorprende. Sólo confirma. Confirma que, a efectos prácticos, a todos los efectos, no somos cultura. No importa lo que diga la ley, que dice que somos Patrimonio Cultural de los españoles. Se estaría dando el caso que quien promueve la ley, la incumple. Incluso el mandato constitucional que de ella emana. Es alarmante que, incluso en tiempos históricamente tan duros, la tauromaquia se vea de nuevo relegada a la mendicidad.

Hay un síndrome de miedo a la prohibición latente en la relación que se ha mantenido con la política y con los gobiernos. Cada vez que alguien plantea poner pie en la pared, la respuesta es que no se haga ruido. Mejor algo que nada, en lo que estaría de acuerdo si no fuera que ese algo hay que mendigarlo, rogarlo, llorarlo

Mendicidad, un buen calificativo para lo que estamos haciendo, ahora y desde hace mucho tiempo. Sinceramente, para existir con la dignidad del mendigo, personalmente, prefiero no existir. No sé si jurídicamente se puede plantear un contencioso contra la Administración central por incumplir la ley y la Constitución respecto a la catalogación de Patrimonio Cultural de los españoles. Sin duda alguna, un estado de derecho tendrá esas herramientas para demandar lo que a uno le pertenece por derecho. Pero no creo que nadie de la tauromaquia tenga siquiera la intención de hacerlo.

Hay un síndrome de miedo a la prohibición latente en la relación que se ha mantenido con la política y con los gobiernos. Cada vez que alguien plantea poner pie en la pared, la respuesta es que no se haga ruido. Mejor algo que nada, en lo que estaría de acuerdo si no fuera que ese algo hay que mendigarlo, rogarlo, llorarlo. La puta gratis y, además, poniendo la cama. Lo que sucede es que, sin un referente o patrón de relación entre “lo político” y el toreo a nivel nacional, es decir, entre Gobierno y tauromaquia, ha habido un comportamiento de explotación del toreo por parte de las administraciones de rango menor.

Aquí el único bis a bis entre toreo y “política” ha sido a través de las licitaciones por las plazas de toros. Y, sin una base por encima de relación toreo/gobierno, las distintas propietarias de plazas de titularidad pública, armaron unas licitaciones cuyas exigencias económicas han sido tan brutales que mandaron a las empresas a la quiebra técnica económica. Los pliegos de condiciones ni siquiera fueron objeto de sensatez tras la crisis financiera de 2008. Y los empresarios taurinos siguieron admitiendo exigencias económicas que marcaron a la baja la economía del toreo, hasta tocar fondo.

La crisis financiera mencionada la pagó el ganadero, una vez más, los pueblos y lugares de base de la Fiesta, el aficionado y los toreros no figuras del toreo. Esas fueron las medidas económicas. Los costes restantes no se revisaron, no hubo acuerdos. Y las rentas de las plazas siguieron siendo abusivas, estratosféricas. Se perdieron los pueblos, algunos simplemente para siempre.

Me da la impresión de que estamos haciendo el tancredo. Lo urgente son las ayudas y medidas económicas para intentar salir vivos este año. Pero lo importante es analizar qué costes vamos a poder asumir para dar los festejos con seguridad y garantías

Esta vez la cosa va en serio. Quiero decir que esta vez, o iglesia o catedral, porque no queda más margen de maniobra. Me da la impresión de que estamos haciendo el tancredo. Lo urgente son las ayudas y medidas económicas para intentar salir vivos este año. Pero lo importante es analizar qué costes vamos a poder asumir para dar los festejos con seguridad y garantías. Y me da la impresión de que eso del “esfuerzo” de todos no está muy claro. Al menos no se sabe qué incluye ese “todos”.

Porque si son los mismos que ya pagaron hace años, resulta que este camino ya está caminado. Yo espero que haya, de verdad, una reacción. No digo que no se haya hablado o que no se esté planificando. Pero sólo salen a la luz los asuntos de las ayudas y no los asuntos de medidas desde la propia casa. Y con la desescalada, cuando sea, afirmo a no ser que alguien me pueda rebatir, que se pueden comenzar a dar festejos menores. Que también son necesarios y tauromaquia. Y para darlos se ha de tener un guion sobre la reducción de costes.

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