Benlloch en Las Provincias
Los matadores Juan Ortega y Alfonso Cadaval, junto a los novilleros valencianos Miguel Polope y Miguel Senent "Miguelito". Todos guardan la distancia de seguridad.Los matadores Juan Ortega y Alfonso Cadaval, junto a los novilleros valencianos Miguel Polope y Miguel Senent "Miguelito". Todos guardan la distancia de seguridad.

El toreo se refugia en el campo

Los toreros añaden a su equipaje de capotes y muletas un salvoconducto obligado que certifica que acuden a hacer labores propias de la ganadería. La falta de unidad de acción ante el ninguneo oficial y la masificación de acciones en las redes sociales completan la actualidad
José Luis Benlloch
domingo 10 de mayo de 2020

El toreo, a la fuerza, se ha refugiado en el campo, donde los ganaderos se apresuran a tentar las camadas de eralas y poder vender cuanto antes aquellas que no pasen la selección; en los despachos, donde las diatribas impiden una estrategia de unión sectorial que tanta falta hace en estos momentos y tan lejos está; y, sobre todo, se ha concentrado en las redes sociales. Tuits, corrosivos sobre todo -ya se sabe, o cascan o no calan-, entrevistas, tertulias, cualquier salón y cualquier hora es buena, algo así como el periodismo al alcance de cualquier ocurrencia u ocurrente, sin mucho criterio, hay que reconocerlo, periodismo en libertad me dirán algunos, mensajes en Instagram, tentaderos en directo y hasta toros a la luz de la luna mediante pago… todo a la espera de la nueva normalidad, según ocurrencia, en este caso, del señor presidente, que cada día acuña un nuevo término.

No dudo de la buena intención general del fenómeno, pero es tal la proliferación de eventos y ocurrencias en las RRSS que en el paquete entra de todo, incluido el robo de información, que unos trabajan y otros mangan sin pudor. Lo único seguro es que en esa saturación de ofertas y aventuras el mensaje pierde fuerza e interés y más que interesar agobia. Lo malo y lo menos bueno acaban desvirtuando lo excelente, que también lo hay, pero a día de hoy es difícil ponerle freno a esa exuberancia mediática salvo que ¡horror! tomase cartas en el asunto la gobernanza de Pablo Iglesias, al que no hay Blanquet o David que le pare en sus correrías prohibicionistas. Pero es lo que hay a la espera de esa nueva normalidad que nadie sabe a ciencia cierta cómo será ni cuándo llegará ni si para entonces la política de acoso y ninguneo con la que tienen cercado al toreo habrá alcanzado su objetivo, que todos sabemos cuál es. No creo que lo consigan, no lo logró nadie en tres siglos de existencia que tiene la tauromaquia, ni papas ni reyes ni dictadores le dieron el finiquito, y si acaso llegase ahora el fin fatal siempre podremos decir que nos tuvieron que bombardear con mentiras y virus, y todavía no está claro que no podamos ponernos en pie como los toros bravos.

AGENDAS VACÍAS

No quisiera que este retrato de la actualidad derivase hacia los aspectos melodramáticos. Bastante tenemos con la realidad personal de cada cual. Así que me quedo en el campo. Las ganaderías se han convertido en un ir y venir de toreros que cruzan España con los trastos en el maletero, capotes, muletas, ayudas, calzonas y un nuevo e imprescindible elemento, el salvoconducto que tiene que emitir forzosamente cada ganadero para cada día de tienta invitando a fulanito y a zutanito a que acuda a su finca para hacer las labores propias de la ganadería, el tentadero, que tiene consideración de tarea obligada en la explotación. Y una vez allí, a los toreros, tan dados a los abrazos, les toca guardar la distancia sanitaria establecida por las normas vigentes.

Son tales las prisas por acabar de tentar, que mientras hace unos meses se suspiraba por un tentadero, ahora se suspira por un torero. Nunca los espadas llegaron a este tiempo de la temporada tan preparados y nunca tuvieron menos expectativas. El maldito bicho ha unificado las agendas de figuras y aspirantes. Nadie tiene una mala fecha apuntada como segura, si acaso, como hacían los clásicos, si tienen alguna es con lápiz, que era como las anotaban los apoderados cuando eran reservas sin confirmar.

VALENCIANOS EN EL CAMPO

En lo que se refiere a los toreros valencianos no se dan respiro. Ponce tiene en su propia casa, Cetrina, y en la de su apoderado, el campo y el escenario donde tentar, y de tanto en tanto encierra una becerra y le hace las brujerías que seguidamente sube a las redes para admiración de propios y ajenos. Román no ha parado en los últimos días: Fuente Ymbro, Parralejo, Algarra, Torrealta, El Añadío, Patón… son ganaderías donde ha estado tentando y desde donde llegan las mejores noticias sobre su puesta a punto. “Le he soltado un toro de los que estaban previstos para Pamplona, más de quinientos kilos, y ha estado sensacional, de las veces que le he visto bien de verdad. Va a más y a mejor”, anunciaba Ricardo Gallardo desde el teléfono cuando le inquirí sobre cómo había estado el valenciano. Jesús Duque, por su parte, está en Los Duques, Requena, donde entrena y desde donde se desplaza a los tentaderos, el último en Salamanca, en la finca de Ángel Sánchez y Sánchez.

Por otro lado, los novilleros Miguel Polope y Miguel Senent “Miguelito” han tentado los últimos días en Fuente Ymbro en sesiones muy intensas en las que han dejado constancia de su buen momento. Ambos estaban anunciados en las no natas Fallas-2020 en las que debían dar el salto artístico y promocional que cabe esperar de sus condiciones. Tendrán que esperar, lo bueno es que tienen edad.

Todo ello cuando en las fincas de la Comunidad en las que se tienta al estilo clásico se han adoptado criterios diferentes. Así, mientras que Daniel Ramos en la finca de Borriol ha toreado toda la camada con toreros de la tierra; Pedro Jovani, en sus predios de San Mateo, ha decidido esperar a que el desconfinamiento permita la asistencia de sus amigos: “Esto me gusta tanto que necesito compartirlo con mis amigos. Lo tenemos que disfrutar todos”.

TEXTO PUBLICADO EN EL DIARIO LAS PROVINCIAS EL 10/05/2020

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