La Pincelada del Director

Como en la plaza de la Ópera de Berlín…

La reacción de los abolicionistas ha sido terrible, en realidad fascistoide. Les dolió que el toreo, las figuras, ¡bienvenidas! a la unidad, diese un paso al frente en las redes que ellos consideraban territorio propio y se volvieron loquitos. Hasta el ministro reaccionó y su imagen marmórea se movió…
José Luis Benlloch
jueves 28 de mayo de 2020

Las redes echaron humo, en realidad siguen incandescentes, las batallas, no falta decirlo, ahora se dilucidan en el espacio virtual mientras el hambre, las ignominias y las ofensas se sienten en el estómago y en los derechos personales. En el orgullo de cada cual. Es lo que pasa en el toreo, llámenle tauromaquia si les suena mejor. Fue pedir, porque se tiene derecho, lo que cualquier ciudadano español, cuidados paliativos para la subsistencia profesional y familiar, y se nos echaron encima un ejército de tuiteros a sueldo, muchos de ellos puros robots, al servicio del pensamiento único, para acogotarnos, para explicarnos la clase de mala gente que somos, lo retrógrados y desubicados que estamos. Esa es su tarea de zapa, minarnos la conciencia y el ánimo.

Y por si los insultos no fuesen poco, cogieron el instagram de Victorino y lo destrozaron, como antes hicieron con la web de esta casa, con la de Mundotoro y con otras, tantas que harían la lista interminable. Lo hackearon, que es la versión actual del santo oficio, o si lo prefieren más actual, lo equivalente a la acción de la plaza de la Ópera de Berlín con la quema de libros contrarios al nazismo. Eso sí es facha. Y casposo. Era presumible su reacción. En cuanto hemos querido sacar la cabeza del orgullo en el penúltimo aliento que nos quedaba se han desbaratado. Se dolieron. Su reacción es la mejor señal de que hay que insistir. Hasta el ministro reaccionó. Su imagen marmórea se movió. Habló con Victorino. ¡Ooooooh! Luego se citó con los representantes del toreo y…. Suspense. Hoy sabremos.

En la defensa del toreo está destacando la Fundación -el que tenga una herramienta mejor que la ponga sobre la mesa- y un puñado de matadores figuras que han decidido dar el paso al frente. El detalle es clave. Sin las figuras, por mucho que se apueste a la demagogia, el avance se haría más difícil por no decir imposible

En el lado de enfrente al ministro aunque bajo las mismas siglas, paradojas de la vida, está el presidente de Extremadura, una bocanada de aire puro, que ha declarado su gusto y respeto por los toros y la conveniencia de respaldar a su gente; y otro tanto se puede decir, sin abandonar las viejas siglas, del presidente de Castilla-La Mancha, los dos e incluso el de Valencia, al que solo las altas instancias de Compromís le frenan, y el de Aragón, que nunca le oí nada a la contra, están dispuestos a arrimar el hombro y declaran su afección por el toro. Seguramente porque conocen los valores y el arraigo de la tauromaquia a pie de campo, y no desde la moqueta urbanita donde se vive la realidad virtual y artificiosa en la que los últimos años un animalismo galopante y desaforado, siguiendo un plan, porque ellos tienen un plan, ha puesto a los animales por encima de los hombres y a la ruina por encima del bienestar. Y no olvido a los presidentes de Andalucía, Castilla y León, Madrid y Murcia, que bajo otras siglas de partido en estas diatribas siempre han estado en el lado del respeto a la tauromaquia. Lo triste, lo extraño, lo ilógico… es que sumando esos siete poderes autonómicos, más de la mitad de España, 28 millones de españoles sobre 47, no logran siquiera, por ahora, defender nuestros derechos y sus ideales. Tenemos que darles argumentos.

Lo triste, lo ilógico, es que sumando siete poderes autonómicos respetuosos o directamente favorables al toreo, lo que equivale a 28 millones de españoles sobre los 47 en manos de los oponentes, no logran siquiera, por ahora, defender nuestros derechos

En ese ambiente vivimos tiempos que van mucho más allá de los análisis estilísticos o técnicos en la plaza. Ya quisiéramos a estas alturas de mayo estar dilucidando si Fulanito le ha dado la distancia adecuada… si se ha cruzado o si se ha dejado ir un toro de bandera o si el siete se ha puesto excesivo… pero no, no tenemos esa suerte. En esta angustiosa realidad los gustos personales sobre el toreo de cada cual han perdido importancia. Nos estamos jugando mucho más, nos jugamos la existencia de un arte, de una manera de vivir, o más todavía, nos estamos defendiendo, somos la primera barrera, de una agresión generalizada a las libertades de una nación, una batalla que debemos ganar para luego opinar si nos gusta más este torero o aquel o esta forma de embestir o aquella otra.

Y en esa batalla están destacando la Fundación -el que tenga una herramienta mejor que la ponga sobre la mesa- y por ende Victorino, su equipo y un puñado de matadores figuras que han decidido dar el paso al frente y el detalle es clave. Sin las figuras, por mucho que se apueste a la demagogia, el avance se haría más difícil por no decir imposible. Su capacidad de arrastre mediático es imprescindible incluso para que empiece a haber toros este año. Y en el grupo de los que han salido a los medios a dar la cara hay nombres muy sonoros a los que hay que reconocerles su posicionamiento. Cayetano, que no se achica; El Juli, que acaba de hablar en El País con mucho aplomo y razonada contundencia; Miguel Ángel Perera, que ha aguantado con firmeza las injustas andanadas de un fuego que se suponía amigo; Cristina Sánchez, que hizo sonar las trompetas llamando a sus puestos; Manzanares, que preguntó con afilada intención por Carmen Calvo y por Ábalos, no hace tanto invitados en los callejones de lujo; Ponce, Ferrera y otros muchos se han sumado a la resistencia activa. Es el momento de ser generosos y animarles. Es lo que toca, es de justicia, ya vendrá el momento de exigirles en la plaza.

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