TARDES PARA EL RECUERDO
Natural de Antoñete a Cantinero.Natural de Antoñete a Cantinero.

La tarde en Madrid de Antoñete, Curro, Montoliu y Martín Recio: ¡ahí es nada!

El 7 de junio de 1985, los cuatro protagonizaron un espectáculo para el recuerdo
Redacción APLAUSOS
domingo 07 de junio de 2020

Ocurrió en la última corrida de la isidrada de 1985. Aquel 7 de junio Antoñete enloquecía a Las Ventas, cortaba tres orejas y era sacado a hombros entre la algarabía general de un público que, además, asistió a otra demostración de toreo, en este caso de Curro Romero, y a la cumbre de dos toreros de plata que saludaron montera en mano varias veces, Martín Recio y Manolo Montoliu.

La crónica de Aplausos que firmaba José Luis Suárez-Guanes daba fe de la magnitud del espectáculo: “La orgía del arte: una extraordinaria faena de Antoñete y unos excepcionales pases de Curro Romero”, titulaba. “Corrida magna, corrida para el recuerdo”, arrancaba la crónica, que decía sobre la segunda faena de Chenel: “Y llega el cuarto y la plaza es un manicomio. Antoñete está inmenso. Deja constancia de que se va un emperador del toreo. Preciosos los ayudados por bajo preliminares. Intercala el toreo diestro con el zurdo. No es hora de enumerarlos. Gallardos los modos de despedir a la res con los pases de pecho que son un monumento nacional en el que parece que despide toda su historia con la majestad de un monarca. Los tres redondos postreros son de museo. La plaza pide las orejas antes de entrar a matar. Las consigue”.

Tras la excepcional faena a “Cantinero”, de Garzón, a Curro Romero le da por torear y arma otro lío gordo a un animal de El Viti. “Estuvo extraordinario con el quinto. Con la mano diestra da los muletazos más calmosos, más despaciosos y hasta profundos de la tarde. Los adornos, como el barroco molinete o su garboso ayudado por bajo, quedan en la retina como algo perfecto. La certera estocada final da paso a una oreja, quizá premio menor del que se merecía”.

Suárez-Guanes, añadía: “No quiero cerrar la crónica sin mencionar la maravillosa manera de banderillear de Manolo Montoliu y el gran bregar de Martín Recio. Ambos tuvieron que saludar varias veces después de la gran faena de Antoñete”.

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