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Un rayo de sol

Manolo Molés
lunes 08 de junio de 2020

¿Lo teníamos mal? No, lo teníamos peor. El presidente del Gobierno de España, en ese estilo de discursos que duran horas y horas -cuando se sabe de sobra que las cosas importantes se cuentan en diez minutos como mucho-, habló de lo divino y de lo humano, en esa extraña habilidad que ahora usan los políticos para hablar mucho y decir poco, a veces nada. Y así iba girando la noria de las preguntas cuando alguien tuvo el acierto, y un poquito de valor, de preguntarle al presidente por la fiesta de los toros. La respuesta más o menos fue esta: “no me he enterado, ya voy a preguntar”. La respuesta contiene toda la carga fina de desentendimiento y de desprecio a la fiesta de los toros. Y a unos cuantos millones de ciudadanos de este país que son del partido que les da la gana, o que sus sentimientos políticos le pide. Y los habrá de todos los colores porque para eso son partidos legalizados. Y todos ellos son posibles para el público. Y yo jamás preguntaría, para beneficiarle o para mandarle a hacer puñetas, a qué partido vota usted. Pero no tengo ningún problema en decir que yo he votado siempre al Partido Socialista de Felipe González, que era el primer desahogo político tras el Franquismo. Me entraron dudas con la querencia venezolana de Rodríguez Zapatero, a pesar de que Carmen Calvo, política y, al menos en aquellos momentos, súper aficionada a los toros, me llamó un día que estaba yo en la peluquería y una voz me dijo: “la ministra quiere hablar con usted”. En un segundo repasé qué cosas había podido decir de ese gobierno. Pero de repente una voz cálida me decía: “Manolo, soy Carmen, sabes cómo te admiro y que compartimos la pasión por la fiesta de los toros. Eres el primer periodista taurino que va a recibir la Medalla de Oro al Mérito en las Bellas Artes”. Supongo que dijo: “periodista taurino”. Y así fue en la Catedral de Toledo. La ministra ahora tiene un jefe que obvia la fiesta de los toros y las compañías con las que comparte votos y aprobados no son nada propicias para el mundo del toro: Podemos, los catalanes extremos (que hace años dinamitaron la Fiesta) y los vascos de los tiempo de la niebla, etc.

Yo no he cambiado. Muchos de ellos sí. Y lo peor es que volvemos a partir el país en rojos y azules. Y así nos va. Lo importante no es tu tendencia política, sino tu comportamiento, tu civismo y tu respeto al prójimo como persona y no como tendencia política, que es algo interior y no para ir dando la vara todo el día. Por cierto, 8 de junio del año de la pandemia. Salgo a la calle. Coño: el autobús va lleno. Bajo al metro: va lleno. Vamos a ver, compañero, llevan mascarilla, pero van pegados los unos a los otros. Y encerrados en el aire oscuro del metro o en la apertura respiratoria del autobús cerrado. Y ustedes dicen que cuando vayamos a los toros tenemos que dejar una distancia amplia con el vecino aunque antes nos hayamos contaminado en el bus o en el metro. Aquí hay trampa. En la plaza al aire libre y separaditos, digo yo que será más sano que ese amontonamiento del bus o el metro. Hombre, si lo hacen por nuestra salud, gracias, colega; pero si lo hacen por joder, eso ya tiene menos gracia.

Lo importante es que del cero a los toros en este año pasamos a la esperanza de que si se pueden celebrar bastantes festejos; y si no hay un repunte del coronavirus el número de corridas podría ser importante tanto aquí como en Francia y en Portugal. Vamos a ver, porque por encima de los aficionados y de los políticos está la pandemia y dependemos de que se quede o se vaya a hacer puñetas. Pero que nos dejen respirar porque una plaza no es el metro en hora punta.

Lo bueno es que ya vemos un rayo de sol, de luz para la Fiesta. Y el movimiento ya está en marcha. En esta vida hay que ser agradecido con los que nos ayudan ante los antis políticos o equilibristas. Echo de menos al profesor Tierno Galván, tan de izquierdas como sensato. Animaba a la juventud, “al loro”, a ser joven, y gobernó para casi todos. Y ahí está, fue él quien puso en marcha la escuela taurina del Batán. Él era socialista y Tamames comunista, y formó este equipo: Leguina, Barrionuevo, Álvarez del Manzano, Ramón Tamames, Cristina Almeida, etc. Todos los colores del arco iris político. Y no esta guerra de ahora. Y menos aún esa extraña persecución a la fiesta de los toros exaltada por poetas, escritores, políticos de todos los colores y partidos. Los toros no es una fiesta de fachas. Eso es mentira. Es una fiesta del pueblo y no se pide carnet de identidad. Y si dudas vete a Francia, la afición más torista está ahí. Y Francia no es Venezuela, donde tanta gente y tantos aficionados sufren en su país o huyen buscando comida y trabajo.

Pero hay algo que celebrar. No sé qué pasará con este coronavirus del diablo, pero si hay fortuna habrá toros en España, Francia y Portugal suficientes como para que el año no sea cerrado en blanco. Y hay que dar las gracias a un joven y buen político, Eneko Andueza. Él ha volteado el desastre y logró del ministro que nos ponía unas trabas bestiales, que cediera y que sean las comunidades autónomas las que tomen el mando del retorno de la Fiesta. Y ahí vamos a estar mejor. Menos Cataluña y Baleares, si el tiempo y el virus lo permiten habrá toros. Pero tenemos que dar ejemplo de civismo y cuidado sanitario. Pero este cambio ha abierto la ilusión y ya están relucientes los trajes de luces. Eso sí, un día me iré a los toros con Eneko, porque evitó que al menos por un año desapareciera la Fiesta. Ahora que tengamos suerte y la pandemia amaine. Y cuidado en las plazas. Vamos a dar ejemplo y a dar la cara por lo que es nuestro. Y de tantos.

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