El Palco

El Gobierno sigue su acoso al toreo

Rafael Comino Delgado
martes 09 de junio de 2020

Tras volver a mentir el ministro de Cultura, ya que no se ha reunido con la FTL para concretar los detalles de la vuelta de las corridas de toros, se han publicado las normas para celebrar festejos taurinos en este periodo de vuelta a la normalidad (no a la nueva normalidad, sino la normalidad de siempre), y realmente lo hacen prácticamente imposible.

Se dice que en Fase 2 se podrán celebrar con un 30 % del aforo de la plaza cubierto, pero nunca más de 400 personas, y en fase 3 con un aforo del 50 %, pero no más de 800 personas. Pero, y esto es importantísimo, “con butacas previamente asignadas”. ¿Cuántas plazas de toros tienen butacas? Podía decir asientos, pero dice butacas. Aceptemos que puede entenderse asientos, pero no me fío.

Limitándonos a la Fase 3, nos parece bien el 50 % del aforo, pero es que 800 personas, en algunas plazas, como la de Madrid, representan el 3,5 %; en la de El Puerto de Santa María, el 6.5 %; en la de Santander, el 8 %; en la de Sanlúcar de Barrameda, algo más del 13 %. Una plaza que tenga un aforo de 1.600 localidades puede celebrar una corrida con los mismos asistentes que la plaza de Madrid, por tanto, como es mucho más pequeña, la distancia entre unos y otros será mucho menor. Ante este disparate uno se pregunta: ¿Qué criterios han utilizado para tomar esta decisión? Me refiero a criterios lógicos, razonables. Que haya una distancia entre personas de 2 metros no es, ni tampoco la distancia de 3 metros, que en principio dijeron para los toros y de dos para todo lo demás.

Por otro lado, en terrazas se permite la ocupación de hasta el 75 % ya que es al aire libre, como las corridas de toros. En misa durante la Fase 2 se permite la ocupación del 50%, y en Fase 3 del 75 %, y es reciento cerrado.

De todo ello se desprende, o se deduce, como quieran, que el toreo es discriminado negativamente una vez más -ya van demasiadas- y que las normas están dictadas para que sea imposible celebrar espectáculos taurinos. Algo que, dicho sea de paso, yo, al menos, esperaba, por mucho que uno no quiera perder la esperanza en que les quede un ápice de dignidad. Hay que tener más paciencia que el santo Job para soportar tanta humillación, tanto desprecio, tanta injusticia. Y, sobre todo, sabiendo que aquellos que no respetan la libertad y los derechos de los demás están preparados para no respetar nada que no sea lo que les interesa, lo cual les hace extremadamente peligrosos, y me hace recordar dos reflexiones. En primer lugar la de Montesquieu: “Cualquier injusticia contra una sola persona representa una amenaza hacia todas las demás”; y la segunda del clérigo Desmond Tutu: “Si permaneces neutral ante una situación de injusticia, entonces estás del lado del opresor”.

Y nadie debe olvidar que toda actuación o decisión injusta, genera odio, rencor, violencia y más injusticia; los primeros los que dictan leyes injustas, pues tarde o temprano les llegará la factura, aunque no sabemos, ni saben, en qué forma, pero les llegará.

Está claro que han visto una posibilidad única, que no esperaban, de acabar con el toreo de forma mezquina, innoble, utilizando torticeramente la ley, es decir prevaricando.

UN HILO DE ESPERANZA

Aunque soy muy pesimista, sobre todo estando en el Gobierno don Pablo Iglesias, la ministra Ribera, el ministro Marlasca, y algunos más, no quiero perder la esperanza de que otros ministros reconsideren su injusta conducta con el toreo, piensen que deben gobernar para todos los españoles y no solo para algunos, que sepan, como decía Voltaire, que “el último grado de perversidad es hacer servir las leyes para la injusticia”, y rectifiquen, permitiendo al sector taurino ejercer su derecho al trabajo, a su libertad, y el que quiera ir a los toros que vaya y el que no quiera que no vaya. Me consta que el presidente de la FTL, don Victorino Martín, tiene concertada una entrevista con el ministro de Cultura para el próximo día 15 de junio; esperemos que durante la misma se puedan conseguir algunas mejoras en las condiciones para celebrar espectáculos taurinos.

A veces uno piensa, o al menos yo, que lo que estamos viviendo, en este aspecto, no es realidad, sino solo un mal sueño, pero no, es una realidad anacrónica, en pleno sigo XXI ya avanzado, y en España, la nación más antigua de Europa, de las que más han contribuido a la civilización occidental -la más avanzada del mundo- y en la que curiosamente se está persiguiendo a “la Fiesta más culta del mundo” en palabras de Federico García Lorca, y con ello a muchos cientos de miles de personas, unas que viven de ello, y otras amantes de este arte, que ellos quieren destruir.

Quieren borrar de la historia la Tauromaquia. Hacer lo mismo que en 2001 hizo el régimen talibán con el museo Nacional de Kabul, donde destruyó más de 3.000 obras de arte, además de haber destruido los Budas de Bāmiyān, entre otras muchas obras.

Por ello todos los taurinos no debemos decaer, y siempre tener presente en nuestra mente y en nuestro corazón que:

a) “Si sufres injusticias consuélate porque la verdadera desgracia es cometerlas” (Pitágoras). Vendrán tiempos mejores.

b) “Cuando una ley es injusta lo correcto es desobedecer” (Mahatma Gandhi).

c) La solución es luchar, resistir, aguantar, jamás cejar en el empeño, mostrar que nuestra resiliencia no tiene límites, y que ni estos ni otros políticos que vengan en el futuro nos van a quitar la tauromaquia. Nació del pueblo, es del pueblo, no de una banda de bigardos bellacos, y solo el pueblo decidirá si sigue o no sigue practicándose.

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