LA PINCELADA DEL DIRECTOR

El silencio de las serpientes

Seguimos esperando una palabra de reproche por el escrache en las redes que está sufriendo el fallecido Joaquín Ramos y su familia; y también seguimos a la espera de la enmienda que anunció el ministro Rodríguez Uribes para corregir las lagunas del decreto que dejaban a los profesionales del toro al margen de las ayudas por las que han cotizado religiosa y generosamente
José Luis Benlloch
viernes 31 de julio de 2020

A la espera de una palabra gubernamental, de un gesto mínimo, de una mueca al menos, señora, usted tan expresiva explicando los ERTE, a la ministra de Trabajo me refiero, no hace tanto dolida, escandalizada, usted y sus gentes, por la reacción de un grupo de profesionales taurinos que, acuciados por la necesidad, en algunos casos por la desesperación que sus directrices le estaban infligiendo, decidieron utilizar las armas y los canales de reivindicación cuya patente intelectual es de ustedes, que todos sabemos quiénes inventaron el método -su gente, ministra-, digo que, con esos antecedentes, seguimos esperando una palabra de reproche por el escrache en las redes, puro acoso y odio destilado, que está sufriendo Joaquín Ramos tras su repentina muerte, gran tipo, excelente taurino, hombre bueno, bombardeo que por elevación alcanza a su familia, herida en el duelo y asaetada en nombre de un cinismo animalista y una progresía asquerosamente incongruente que solo entiende de su ombligo para adentro. Hago memoria. Había que disculparse por la incomodidad por la que pasó la señora ministra y desde el mundo del toro se hizo, clase y equidad se llama a eso, pero la señora ministra no ha dicho esta boca es mía, ni este tweet, ni la señora ministra ni nadie de su equipo. Silencio cómplice. Silencio de serpiente.

Tampoco puede extrañar. Los antecedentes son los que son. No se puede obviar que tampoco la señora ministra ni su gente ni sus antecesores ni sus colegas en Trabajo, Cultura, Interior, ya no digo vicepresidencias o presidencia, dijeron esta boca es mía ni ahí va ese tweet en los centenares, sí, centenares, de escraches -y los que nos quedan- que llevamos sufridos los aficionados en las entradas de las plazas de toros. En realidad ni dijeron nada ni trataron de impedir nada. Y ya no digo que los fomentasen o los subvencionasen pero… En cualquier caso silencio cómplice. Silencio de serpiente.

A la espera estamos también de la enmienda que anunció el ministro Rodríguez Uribes, maestro en la ambigüedad, del decir sin decir, para corregir las lagunas del decreto que dejaban a los profesionales del toro al margen de las ayudas por las que han cotizado religiosa y generosamente y desde luego por encima de otros colectivos que no van a necesitar de enmiendas para alcanzar sus subsidios. Más silencio, menos agresivo, silencio sibilino que no deja de ser silencio del que mina los ánimos. Y no crean, muchos de los que se proclaman defensores de la tauromaquia no hablan mucho más.

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