La página de Manolo Molés

Y ahí está Ponce

Manolo Molés
lunes 03 de agosto de 2020

No ha sido Ponce un torero de arrebato, ni de los que enamoraron por su pellizco, por su genialidad, por su desigualdad que se convertía en un misterio celebrado. Ponce ha sido y es “el torero al que le caben más toros en la cabeza” y no me refiero a la cantidad sino a la capacidad suya como lidiador. Una cosa es lidiador y otra torero de pellizco, de gustito, de momentos de gloria bendita. No, lo de Ponce es la rotundidad prácticamente imposible de 30 años de matador y de los dieciocho que quedan hasta llegar a su edad actual, más de diez fueron para cuajarse en torero. Ponce no es Romero ni Paula. Está claro. Pero ninguno de ellos, ni de los otros podrá decir que prácticamente Ponce fue “Figura del toreo desde niño”. Ahora con 47 o 48 se ha puesto de moda el vulgo que mete las narices en la vida de los famosos como si durmieran todos en la misma cama. Son tiempos de cotilleo. Posiblemente ahora va alguna gente a verle en las plazas para tomar partido por Paloma o por Ana. Ese morbo creciente en este país de meter las narices en cama ajena está ahí vivo. Pero curiosamente Ponce ha iniciado de forma arrolladora la temporada sin dar carnaza a la prensa del corazón o del hígado.

Posiblemente ahora va alguna gente a verle en las plazas para tomar partido por Paloma o por Ana, pero curiosamente Ponce ha iniciado de forma arrolladora la temporada sin dar carnaza a la prensa del corazón

Ponce ha vuelto para enamorarse y para torear. Pero cada cosa se cocina en ruedos diferentes y el de Chiva ha vuelto sin utilizar el morbo de la nueva mujer en los tendidos. Me parece de buen gusto. Una cosa es lidiar, y ahí sigue siendo un maestro con una fiebre nueva que posiblemente venga de ese río llamado felicidad que ahora tiene, y otra cosa es lo otro. Pero no mezcla.

Y sería injusto que Ponce fuera ahora más carne de noticia que en el resto de sus años. Lo que impacta es su fresca longevidad en todo. Y yo que he visto, como tú, tantos toreros, no conozco a ninguno que haya llegado a sus cifras. Cinco mil y pico toros, todas las ganaderías (Miura en Linares televisada por el Plus y veinte victorinos sin despeinarse). Benlloch ha vivido desde el inicio, o sea desde crío, la extraña facilidad y la cabeza tan despierta y el valor desde tan joven de Ponce. Este fue un niño prodigio y ahora es un joven veterano que sabe más que el Guerra, que tiene un valor frío y hondo, talento, oficio, orgullo y esa difícil facilidad de los que saben el libro del toreo desde la A a la Z.

Lo que impacta es su fresca longevidad en todo. Y yo que he visto, como tú, tantos toreros, no conozco a ninguno que haya llegado a sus cifras

Pero no es un torero de corazón. Otra cosa será, y es, un joven veterano que además de torear descubrió que es compatible conjugar los dos verbos. Sí, esos: torear y amar. Su vida es suya. Y su carrera taurina es lo único que me sigue impresionando. Ese valor que apenas se ve le convierte en un torero con enorme vigencia en torear en la plaza y en la vida. Yo le tengo un respeto imponente. Y hay cosas que como torero me gustan más o menos. Pero estamos ante el torero que ha roto, y sigue, todos los récords. Por algo será. Y todavía tiene hilo esta cometa.

Me alegra mucho lo de algunos empresario valientes. Esos que están dando toros con la mitad del aforo y la afición total. Son taurinos que colaboran para salir de esta pandemia taurina

Me alegra mucho lo de algunos empresario valientes. Esos que están dando toros con la mitad del aforo y la afición total. Son taurinos que colaboran para salir de esta pandemia taurina. Lo bueno sería que a más de estas necesarias plazas de segunda, de tercera, incluso de cuarta tuvieran el acompañamiento de los cosos de primera. Pero los políticos deciden, tal vez demasiado. Y el año estará siempre cojo si no hay Fiesta en las plazas de primera. Si no hay primera división y en los grandes escenarios. De momento, por si acaso, un tal Enrique Ponce, que parecía que estaba de vacaciones amorosas, las va a torear todas… Este pasó de cien diez años seguidos. Y Chenel decía: “Joder, diez años lleva Ponce pasando de cien. Eso no es fácil. Pero que no se resfríe un día o le duela la cabeza eso es todavía más raro”. Pues ahí está, como la Puerta de Alcalá.

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