La revolera

Otro Napoleoncito

Paco Mora
miércoles 28 de abril de 2010

Un año más, a la Feria de Sevilla le ha tocado sufrir la soberbia de un presidente que ignora cuál es su misión en el palco. Que no es ponerse de veintiún botón y lucir el palmito…

Un año más, a la Feria de Sevilla le ha tocado sufrir la soberbia de un presidente que ignora cuál es su misión en el palco. Que no es desde luego ponerse de veintiún botón y lucir el palmito, sacando de quicio a la afición que ha pagado su entrada para asistir a una corrida de toros, que en Sevilla y en Abril es casi como asistir a la misa mayor del toreo. No sé quién es, como se llama ni a qué dedica su tiempo libre el agitador de masas en cuestión. Jamás he sacado una entrada para ver a un presidente ni a un empresario. Ni yo ni nadie.

Por eso, tratar de erigirse en protagonista de la Fiesta sin ser toro ni hombre vestido de luces, es cuanto menos un síntoma de inmadurez que se puede curar en la tumbona de un buen psiquiatra. El individuo en cuestión estuvo a punto de cercenar el derecho de El Juli a abrir la Puerta del Príncipe. Le negó la segunda oreja en su primer toro, pese al clamor popular mantenido durante largo tiempo, gracias a una faena completa, con el capote, la muleta y la espada.

El presidente de marras miraba desafiante al público y levantaba el dedo índice indicando que el faenón del torero de Velilla de San Antonio se tendría que conformar con un solo apéndice auricular. ¿Por qué estaría ese hombre empeñado en que El Juli no traspasara la Puerta del Príncipe en volandas? La dictadura de los presidentes debe ser cortada de raíz cuanto antes. Son ya demasiados napoleoncitos los que está sufriendo la Fiesta.

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