De los cuatro primeros ganaderos de bravo registrados en la historia como Juan Pedro Domecq, sólo el tercero, Juan Pedro Domecq Solís, que acaba de morir en trágico accidente, y el cuarto, primogénito del tercero, pueden tenerse en sentido estricto por ganaderos natos, de nacimiento o de cuna. El primer Juan Pedro Domecq (y Núñez de Villavicencio) ganadero apareció en escena hace 80 años. No lo fue de cuna sino, literalmente, comercial. La vitola de ganadero de bravo se entendió entonces -1930- como un reclamo publicitario. Compró al Duque de Veragua a precio de desguace la que fue antigua Real Vacada del primitivo encaste Vázquez, una de las castas fundacionales del XVIII.
La entrada de los Domecq en el mundo de los toros fue un golpe de audacia y fortuna. Hay en el toreo un antes y un después de esa entrada
Juan Pedro, creador del “último toro moderno”, fue el primer ganadero que dio con la fórmula de la cría sobre una base de datos informatizada, corriente en su día sentida como gratuita
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