La izquierda más seria de este país. La de El Cid. No el Campeador sino el de Salteras. Cuando Manuel Jesús embarca con la muleta en la siniestra, que es la más diestra del toreo actual, a un toro con profundidad en la embestida tiemblan los cimientos de cualquier plaza de toros…
La izquierda más seria de este país. La de El Cid. No el Campeador sino el de Salteras. Cuando Manuel Jesús embarca con la muleta en la siniestra, que es la más diestra del toreo actual, a un toro con profundidad en la embestida tiemblan los cimientos de cualquier plaza de toros incluida la de Las Ventas. Tres series de naturales, cuatro adornos por abajo y un estoconazo a ley, bastaron para reivindicar el magnífico torero que es El Cid con un toro en el que sólo él creyó. Triste sino el de este hombre, que tiene que demostrar cada día su catadura de figura porque si no comienzan enseguida las habladurías. Todos los que navegan por el Mar de los Sargazos de la tauromaquia tienen un crédito a largo o medio plazo, pero El Cid ha de pagar cada día en moneda de curso legal su derecho a seguir navegando. Para él, tanto los sevillanos como los madrileños son los que no perdonan.
Perera se ha ganado la Laureada de San Fernando. La suya ha sido una batalla contra dos adversarios poco menos que imposibles a los que les ha sacado muletazos recios y angustiosos que no tenían, a base de ponerle el pecho a las balas de los pitones. Su tarde ha tenido caracteres épicos, sobre todo cuando su primero lo ha lanzado al aire pespunteando su cuerpo con los pitones y pasándoselo de uno a otro de forma terrorífica. Tarde de bronce para el extremeño. Su cartel sigue en alza.
Daniel Luque ha bailado con la más fea. Su lote no se ha prestado ni al arrimón. Lo ha intentado todo alcanzando algunos momentos de lucimiento con capote y muleta. Los del Puerto de San Lorenzo ni sí ni no ni blanco ni negro. Carentes de personalidad, si en algo han destacado es en que no han destacado en nada. Corrida inservible para el triunfo, y más en Madrid y por San Isidro.
