La Revolera

Tarde rara, rara, rara…

Paco Mora
domingo 29 de mayo de 2011

Tarde rara, rara, rara en Las Ventas. Cinco mansos de solemnidad y uno bravo y repetidor. Pobre, pobrísimo resultado para los toros de Terrón…

Tarde rara, rara, rara en Las Ventas. Cinco mansos de solemnidad y uno bravo y repetidor. Pobre, pobrísimo resultado para los toros de Terrón que no han servido minimamente para el arte del rejoneo. Desgracia grande para Moura Caetano, que se jugo las cabalgaduras para al final ver como un gran caballo pasaba al taller de reparaciones herido, posiblemente de muerte. Ya se sabe lo que significa una pata rota para un equino. Las de Moura Caetano han sido lágrimas de torero, porque el portugués demostró que es un torero a caballo de categoría. Sergio Galán ha luchado contra lo imposible, y, tanto en su primero como en su segundo ha estado muy por encima de las circunstancias. Sobre todo en el cuarto, en el que el público pidió la oreja con fuerza y se tuvo que conformar con una clamorosa vuelta al ruedo. Flaco premio para tan buena actuación del torero de Tarancón. Leonardo ha sido el gran triunfador de la tarde, con una oreja en el primero, por una faena imposible que le costó una cornada a uno de sus caballos y las dos en el único bravo del encierro que fue el sexto. Merecida puerta grande del que se perfila como el tercero en discordia entre Pablo Hermoso y Ventura.

Capítulo aparte merece la insensibilidad del presidente, que hizo su santa voluntad desoyendo el mandato del público al que corresponde reglamentariamente la primera oreja. ¿Para cuando la sustitución en los palcos de los policías, por profesionales del toreo y aficionados de reconocido prestigio? ¿No estamos en Cultura, pues a que esperamos? ¿A que un día u otro el público salte al ruedo e instale tiendas de campaña, hasta que acabe el despropósito que significa la permanencia en los palcos de los funcionarios del Cuerno Nacional de Policía?

El público, también raro, raro, raro…con ráfagas de entusiasmo junto a impasibilidad en momentos de mérito que debieron ser aplaudidos. Pero el público, al fin y al cabo, es el que paga y tiene derecho a manifestarse o a permanecer impasible. Pero lo de los presidentes…

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