Las verdades del Barquero

Uno de 600 kilos

Barquerito
lunes 20 de junio de 2011

Después de San Isidro y su estrambote se toma una tregua larguísima el viejo pleito librado entre los que se reclaman toristas y los que no. Es opinión común que los muebles del torismo los salvó en Madrid una tremenda corrida de Cuadri que ha dado mucho que hablar. Si el juego de una corrida fuera lo que se habla y escribe de ella después de muerta, la de Cuadri, favorecida por haber sido en el orden de San Isidro la última de todas, habría ido al copo.

El Fundi, que dentro de dos veranos cumplirá veinticinco años como matador de alternativa, sólo se contrató para una corrida de las veintisiete últimas anunciadas en las Ventas entre el 10 de mayo y el 11 de junio. La única corrida que mató El Fundi fue justamente la de Cuadri. Se llevó de ella los dos toros menos propicios. Se habla de toros propicios y de toros ingratos. Una manera de distinguir fondo y conducta. Ni el primero ni el cuarto de esa corrida de Cuadri se prestaron a fastos ni hazañas.

Los muebles del torismo los salvó en Madrid una tremenda corrida de Cuadri que ha dado mucho que hablar. Si el juego de una corrida fuera lo que se habla y escribe de ella, la de Cuadri habría ido al copo

Los tres muletazos de castigo -más allá de las orejas, casi en los costados- con que El Fundi dejó igualado a su primer toro de Cuadri como si lo domara están en la antología de San Isidro

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