El primero de los seis toros que la semana pasada echó Cuvillo en Bilbao fue bravo: esa salida en tromba y al galope, por ejemplo. De salida hay toros fríos y calientes. La gente admira las apariciones volcánicas. El toro volcánico es una provocación. Pero suele ser frágil. Este cuvillo, después de picado por primera vez, salió desparramado, como una peonza, reventándose. Quería comerse el mundo. Tenía fondo fiero.
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