Diego Silveti, después de su extraordinario éxito cosechado en la Monumental Plaza México, en la que cuajó una faena de grandes alturas premiada con las orejas y rabo, manifiesta haberlo vivido con una intensidad que no había sentido hasta la fecha: “Al terminar la corrida no era yo, era como si una parte de mi cuerpo y de mi alma se hubieran separado, la gente estaba emocionadísima me arrancaban el vestido, me quitaron los machos, las morillas, fue maravilloso, la verdad es que nunca me voy a olvidar de eso, por que creo que hubo una conexión muy intensa, muy mística y espiritual con la afición y por eso se portaron así”.
De todo lo que aconteció aquella tarde y de los pormenores de su faena a “Charro Cantor”, habla el joven diestro azteca en el vídeo que encabeza esta noticia.