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Novilleros prometedores y espadas poco afiladas

Cristian Escribano, Juan del Álamo y Diego Silveti han causado una buena impresión a la afición pamplonesa en un festejo en el que los novilleros perdieron orejas por el mal uso de los aceros frente a una novillada del Marqués de Domecq de juego desigual.

Abrió plaza Cristian Escribano con un utrero que se dejó pero que fue exigente. El del Marqués pedía que engancharan su embestida adelante, algo que hizo en varios pasajes el novillero madrileño, mostrando poseer un buen concepto del toreo. Sufrió algún susto en una faena larga pero bien hilvanada y en la que dejó constancia de tener bien aprendido el oficio. Lástima que emborronara todo con la espada. Volvió a echar todo a perder con el acero en el cuarto, un novillo de imponente trapío que flojeó durante la lidia y que, si bien no tuvo maldad, tampoco transmitió emoción a los tendidos. Escribano volvió a mostrar sitio y un temple capaz tanto de impedir al novillo enganchar los engaños como de evitar que su poca fuerza terminara con él en el suelo. Perdió, posiblemente, un trofeo en cada ejemplar.

Algo similar le ocurrió a Juan del Álamo, que ratificó ser un novillero con proyección en dos faenas repletas de buena actitud y enorme disposición. Con el segundo, de preciosas hechuras, un animal que hizo cosas feas en el capote de salida y manseó en el caballo, acertó dejándole la muleta puesta en la cara al novillo, que la tomó mejor y más humillado por el pitón derecho. Mostró firmeza y valor, pero falló con la espada. Saludó una ovación. El quinto, que salió al ruedo como un tiro, fue devuelto por renquear de los cuartos traseros y fue sustituido por otro ejemplar de la misma manera que sacó brusquedad y nula clase en el último tercio. Con él, Del Álamo anduvo de nuevo muy dispuesto y valiente, sobreponiéndose incluso al volveretón que le propinó el del Marqués cuando toreaba con la mano zurda. Se puso pesado con la espada y verduguillo y todo quedó reducido a silencio.

Diego Silveti, por su parte, pasó inadvertido con el inválido tercero, un animal que posiblemente se lesionara durante la lidia. Lo mejor en ese turno llegó en el inicio de faena por estatuarios, impávido ante la embestida del colorado del Marqués. A pesar de la deslucida embestida que le brindó el sexto, el mexicano dejó entrever una tauromaquia templada e ilusionante. Como sus compañeros, tampoco anduvo fino con la espada.

Pamplona, 5 de julio de 2010. Novillos de Ganadería Marqués de Domecq, el 5º como sobrero, bien aunque desigualmente presentados y de juego desigual. Se dejaron más los dos primeros. CRISTIAN ESCRIBANO: Silencio tras aviso y silencio tras aviso; JUAN DEL ÁLAMO: Saludos y silencio tras avis; DIEGO SILVETI: Silencio y palmas. Entrada: Casi lleno.

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Novilleros prometedores y espadas poco afiladas

Redacción APLAUSOS

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