Cuando se oye cantar al cuco y adelantamos una hora los relojes, la olla del toreo comienza a calentarse hasta alcanzar su punto de ebullición cuando las temperaturas obligan a buscar la sombra. Y es que tanto la navegación taurina como la aérea, son más seguras con el sol y las moscas. Pero dado que la competencia es connatural a ambos negocios, las compañías de transporte aéreo se afanan en el “bajo costo” y las empresas taurinas en darnos uno por el precio de tres. Que viene a ser algo tan parecido que a veces acaba también en batacazo. Los toreros se adaptan a la estrategia empresarial y se anuncian en solitario para matar seis toros. Han comenzado Fandiño, El Juli y Castella, pero si la moda arraiga, ya lo verán, toda la baraja se convertirá en reyes.
Lea AQUÍ el artículo completo en su Revista APLAUSOS Nº 1958