TAL DÍA ESTA SEMANA... 12 DE OCTUBRE DE 1982

Paco Ojeda inicia el camino hacia la cumbre del toreo en la Maestranza

Alfonso Ávila
martes 11 de octubre de 2022
El día de la Hispanidad, el diestro sanluqueño se encerró con seis toros en la Maestranza, cortando cuatro orejas y logrando la ansiada salida por la Puerta del Príncipe

Con lleno total en los tendidos, se celebró la tradicional corrida de la Hispanidad en la Real Maestranza de Sevilla. Se lidiaron seis toros de Manolo González, bonitos y de desigual juego, siendo aplaudidos en el arrastre primero, tercero y quinto, mientras los tres restantes fueron pitados. Paco Ojeda, vestido con un terno tabaco y oro, actuó como único espada logrando el siguiente resultado artístico: dos orejas, ovación, oreja, palmas, oreja con petición de la segunda y ovación. Al finalizar la corrida, tras dos vueltas en hombros, salió por la Puerta del Príncipe.

Como relató Filiberto Mira para Aplausos: “Un asombro al lancear a pies juntos el sanluqueño… sólo las verónicas valen con creces el precio de la entrada, comenta un espectador. Dócil y noble el de Manolo González. Brindis al público y acierta el muletero en mantener en pie al burel y hace trasteo de los de levantar de los asientos. Funde en la prodigiosa faena el temple más exquisito con la quietud más absoluta. Estocada tendida y certero descabello. Hay sensación de algo inaudito cuando el diestro con las dos orejas recorre entre clamores el anillo”.

La otra gran faena de la tarde fue en el toro que hizo sexto, puesto que el cuarto se inutilizó y fue apuntillado en el ruedo. En este sexto toro, un bonito burraco, “Paco Ojeda le borda el arte grande en cinco verónicas inenarrables. Son de excepcional categoría estos lances del de Sanlúcar. Pone a la plaza en pie. Retumban los clamores por bulerías. Los silencios de la Maestranza se transforman en truenos que gritan: ¡Torero! ¡torero! Bravo y con genio el morlaco en varas y brillantes los pares de Rafaelillo Torres. Se aploma el toro en el último tercio. La faena de Paco Ojeda es una inspirada amalgama de sabiduría (por la asombrosa serenidad en cómo se cruzó al pitón contrario) y de aguante portentoso. Sí, fue de portento el aguante, pues en uno de los naturales, siempre tirando del burel al ralentí, se le aceleró tres veces el toro, sin que a Ojeda -sin moverse- se le acelerara el corazón. Fue más completa la faena de Ojeda al primero; ésta sin que aquella tuviera una chispa de vulgaridad, a mi entender fue más genial por cómo prendió al toro en el engaño y por cómo aguantó con sublime quietud. Fenomenales dos pases de pecho y tras un pinchazo, remató de superior estocada en todo lo alto. Oreja con petición de la segunda y apoteósica vuelta al ruedo”.

El mismo crítico sevillano, auguraba un gran futuro para el diestro de Sanlúcar: “Tiene quietud y tiene temple, y además en seis toros se expresó como lidiador inteligente. Cuando aprenda lo que todavía no sabe, no va haber quien pueda con él. Otros muchos, por no decir todos, con más experiencia no hubieran sido capaces de estar como Ojeda estuvo con media docena de astados que como les digo no fueron precisamente yemitas de San Leandro. Como prueba contundente de su valor y su temple, es que salió en hombros por la Puerta del Príncipe con sudor en las taleguillas y sin manchas en la casaquilla”.

Paco Ojeda afrontaba ya esta cita maestrante de la mano de su nuevo apoderado José Luis Marca -también se convertiría en su suegro- tras su gran triunfo en la confirmación de su alternativa con el toro Canastillo de Cortijoliva el 25 de julio de 1982. En 1983 lideró el escalafón de matadores de toros.

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