BENLLOCH EN LAS PROVINCIAS
“Va por ustedes”, Ureña brindando al público de Valencia. Foto: Antonio Vigueras“Va por ustedes”, Ureña brindando al público de Valencia. Foto: Antonio Vigueras

Paco Ureña, el torero de los tragos fuertes

José Luis Benlloch
domingo 07 de enero de 2024
“Para mí torear es vivir y… daría mi vida por ello”, dice el murciano, que toreará el día de San José en Valencia con el reto de lanzar su temporada y devolver esplendor a la festividad

“Toreo como soy y como lo siento”, asegura Paco Ureña, al que su convicción le lleva a hacerlo de una manera desgarrada, extrema y sin reservas en ese juego con la muerte que es la lidia. Y todo seguido por si a alguien le parece excesivo, trata de endulzarlo. “No hay nada más bonito que vivir tu vida de la manera más bonita que la puedas vivir y para mí, por encima de todo, en lo más bonito está el toro”. Sobre esa idea, el diestro murciano persiste o, mejor, martillea día a día, temporada a temporada, con faenas, en las que con mucha frecuencia manda la épica, que le han situado definitivamente en el territorio de los toreros de tragos fuertes. Y este año no va a ser distinto: “Quiero que sea una temporada decisiva, así que…”.

Toreará el día de San José con el reto de lanzar su temporada y devolver esplendor a la festividad

No existe la sensación, tampoco la tiene él, que semejante planteamiento de entrega total ante los toros haya tenido la recompensa que merece a lo largo de su carrera. Así lo reconocía en uno de los coloquios conmemorativos del centenario de la muerte de Sorolla: “Me he resignado ya a querer entender el negocio del toreo y no lograrlo. Y sí, me he sentido frustrado a veces por querer tener un reconocimiento profesional que por momentos no he tenido”, y por si se pudiese entender que la situación hubiese podido afectarle en su moral, asegura rotundo y coloquial: “Pero ahora estoy muy sano de la cabeza. He entendido cómo es la profesión y sigo adelante con toda mi ilusión. El toreo sigue siendo un sueño que persigo con toda mi alma. Ya he dicho en alguna ocasión que para mí torear es vivir y daría mi vida por ello”. Cuando le pregunto cómo es la profesión que tanto le ha chocado, lo tiene muy claro: “Donde yo veo la pureza otros ven el negocio, esa es la diferencia más sustancial”.

En tema tan necesario como el equilibrio mental para afrontar las tensiones de la lidia, los miedos y los intereses de los despachos, se reconoce demasiado autocrítico: “Casi nunca me gusto, así que siempre estoy jodido. Gracias a eso he evolucionado como torero, pero también me perjudica. En ese aspecto soy bastante problemático para mi cabeza”.

Ureña, Paco, el de la tarde acongojante de los toros de Algarra en la Feria de Julio de 2017, el de la faena al toro de Montalvo de las últimas Fallas que el propio lidiador califica como la mejor de su carrera, volverá a Valencia, una de sus plazas talismán, el día de San José con una doble responsabilidad, la de volverle a dar a tan importante festividad el valor taurino que tuvo durante años y la de lanzar su propia campaña sabiendo que los toreros con administración independiente, como es su caso, se la tienen que ganar tarde a tarde.

“Me he sentido frustrado a veces por querer tener un reconocimiento que no me daban”

Estos días afina su puesta a punto en el campo. Lo propio de todos los toreros en cuanto se atisban las primeras ferias, en su caso antes, porque su estatus de independiente tiene exigencias urgentes, inexcusables y asumidas, o triunfas o lo pagas, y porque las secuelas de la cornada de Albacete le exigen tras cada parón un esfuerzo extra para volver a poner en marcha los automatismos y el sentido de las distancias que perdió con la visión del ojo. El propio torero lo explica con toda naturalidad. “Cuando dejo de torear y vuelvo lo acuso como no lo acusaba antes de la cornada. Me sucede también con otras actividades, diría que necesito de un periodo de readaptación”. Y a ello se aplica con la mayor profesionalidad y abnegación. “Torear y jugar el ping pong”, -me comentaba-, son tareas que se han convertido poco menos que en deberes forzados de estas vacaciones: “Pero que conste que se me da mejor torear que jugar al ping pong, en eso soy muy malo”, bromea.

Valencia, talismán

Ureña, que califica su actuación frente a los victorinos en Madrid del pasado año como la mejor tarde de su vida, incluso más que cuando salió a hombros en esa misma plaza, considera Valencia como uno de los escenarios talismán en su carrera: “Es importantísima en mi vida. En 2017, con un inicio de temporada regular, llega la Feria de Julio y una corrida de Algarra cambió mi vida. También es la plaza que elegí para reaparecer tras el percance y el ruedo donde toreé el año pasado el toro de mi vida, el sobrero de Montalvo, así que imagina lo importante que es”.

“Valencia es una de mis plazas talismán. La Feria de 2017 cambió mi vida”

En temas de actualidad como son los ataques a la tauromaquia de los movimientos anti y las deficiencias del sistema de contratación, Ureña tiene las ideas meridianamente claras: “Esgrimen un falso animalismo cuando en realidad es un negocio…”. Una pausa y continúa: “Antes a tus padres los cuidabas, ahora los mandan a una residencia y ponen al perro en la cama”. Y sobre la segunda cuestión, apunta: “Lo mejor sería que los empresarios no fuesen a la vez ganaderos y apoderados porque pierden libertad a la hora de contratar”. Y sobre su posible implicación de manera directa en la administración de su carrera, siguió: “No es bueno que un torero entre a negociar, pero a veces es inevitable, el torero tiene que saber hacia dónde dirigir su carrera…”.

Para él, la temporada arranca ya, por la Candelaria en Valdemorillo, a las puertas de Madrid, lo que añade compromiso, y todo seguido Valencia, la que ya le cambió la vida.

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