Solvente y capaz tarde de Rafaelillo que saluda sendas ovaciones. Fernando Robleño, silenciado en su lote.
VÍDEO RESUMEN DEL FESTEJO
Fotos: JAVIER ARROYO
Abrió plaza un toro complicado y que desarrolló sentido durante su lidia, muy exigente para estar delante. Rafaelillo, muy capaz y solvente, hizo un esfuerzo muy racional, plantando cara al animal a base de colocación y de ganarle la acción al toro. Labor valiente y de muchos registros que fue premiada con una sincera ovación que recogió en los medios. Deslucido y de muy corto viaje el cuarto, el murciano realizó una esforzada labor, solvente y de buen oficio en la que no le volvió nunca la cara al toro y en la que exprimió las pocas condiciones de su oponente. Mató de una estocada casi entera tras pinchazo y saludó una ovación.
Fernando Robleño fue silenciado con el complicado y deslucido que hizo segundo, un toro que se quedaba muy corto y tuvo poco recorrido. Marcó claramente sus dificultades. El madrileño se puso sobre ambos pitones pero no tuvo ninguna opción de lucimiento. Su segundo fue un animal con nobleza pero soso y falto de transmisión. Fernando Robleño dejo una labor de buen oficio, pulcra pero sin opciones de lucimiento. Mató de buena estocada y fue silenciado.
Vibrante y emotivo resultó el saludo capotero de Paco Ureña al tercero, un toro complicado, áspero y que nunca se entregó. Ante él anduvo Paco Ureña muy firme en una faena presidida por la quietud y el valor. No fue una labor ordenada pero sí muy sincera y cabal. Mató de una estocada tras un pinchazo en la suerte de recibir y saludó una ovación.
El sexto fue, al fin y a la postre, el mejor del sextete. Toro con clase, fondo y profundidad en su embestida ante el que Paco Ureña cuajó una faena redonda y muy profunda. A más siempre la labor del murciano que fue metiendo al toro en la muleta hasta componer una actuación en la que toreó con hondura sobre la mano izquierda. Una serie a pies juntos y de frente muy despacio y ralentizando la embestida del toro, fue sensacional. Entregado, abandonado, roto el torero que llegó a llorar durante la faena. Un cambio de mano soberbio. Desgarradora actuación. Tenías las orejas y la gloria de la puerta grande en su mano pero lo emborronó todo con la espada. La vuelta al ruedo, clamorosa, no tuvo ni un solo voto en contra.
Madrid, domingo 4 de octubre de 2015. Toros de Adolfo Martín, bien presentados, serios, variados de juego, complicados y deslucidos los cuatro primeros; noble pero sin tranmisión el quinto. El mejor, el sexto, con fondo, profundidad y clase. Rafaelillo, ovación con saludos y ovación con saludos; Fernando Robleño, silencio en ambos; Paco Ureña, ovación con saludos y vuelta al ruedo tras aviso. Entrada: Casi lleno. Se desmonteró en elq uinto Jesús Romero y destacó la buena lidia Raúl Ruiz.
Parte médico de Paco Ureña: “Contusión en el antebrazo izquierdo y en la muñeca derecha. Pronóstico leve que no le impide continuar la lidia. Firmado: Dr. Máximo García Padrós”.
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