Las cosas no funcionan bien porque sí. Funcionan cuando se cuidan, se trabajan y se respetan. Por eso Pamplona es un ejemplo. Cuidado máximo del toro y los carteles y nueve años sin subir un euro las entradas. Pendientes de no perder ese tesoro que es una plaza prácticamente abonada. Eso lo hacen los de la Meca. Pero nunca lo hacen los políticos. Y me duele y me extraña que Cristina Cifuentes, buena y veterana aficionada, apruebe un pliego para Madrid cargado de cargas (valga la redundancia) que a la postre es abocar a Madrid, a Las Ventas, a la plaza más importante del mundo, al pilar que sujeta la Tauromaquia, al fracaso, a la deserción y a la ruina. Cifuentes no puede ser la aliada de Carmena. Ésta lo hizo a las bravas en el Batán y ahora, si es verdad todos los disparates que se anuncian (ojalá que no), la Presidenta de la Comunidad permitiría la muerte lenta de la Fiesta siendo, y lo es, aficionada y mujer que siempre actuó con sensatez y equilibrio en todo, y hasta con amor, hacia el espectáculo taurino. Revise, presidenta. Reléalo bien. Y ojalá que mi compañero y amigo Villasuso se haya equivocado, o le hayan informado maliciosamente. Pero sí le digo, Cristina, que en sus manos está el futuro de Madrid; y por tanto de la Fiesta en general. Cuidado con Madrid. Pamplona marca el camino.
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