El 18 de agosto de 1977 Francisco Rivera "Paquirri" se entretuvo en cortar tres orejas a la corrida de Atanasio Fernández que estoqueó en la Aste Nagusia bilbaína. El diestro de Barbate, "arrollador y poderoso", como rezaba el titular de APLAUSOS, reventó la feria y se llevó los grandes premios de las Corridas Generales.
El gaditano compartía cartel en aquel sexto festejo de feria con Curro Romero, que fue pitado, y Pedro Gutiérrez Moya "Niño de la Capea", que fue ovacionado en el que cerró plaza. La entrada era buena "lleno total en los tendidos y más de media entrada en las andanadas" y el tiempo era "espléndido", según marcaba la ficha del festejo.
Salvador Pascual escribió en la crónica sobre Paquirri: "Se podrá discutir su toreo, pero tras esta tarde en Bilbao, en lo que todo el mundo está de acuerdo es en que se trata del torero más en forma del momento actual. Es un torero poderoso y con oficio, con valor reconocido y sobre todo con una honradez y arrojo al entrar a matar que le está haciendo salir a estocada por toro y además arriba y no en el rincón de su suegro. En esta feria -añadía- 'ha dado el baño' a Manzanares, saliendo como indiscutible triunfador de la misma".
Sobre el encierro estoqueado, dice: "Se lidiaron toros de Atanasio Fernández, francamente bien presentados, aunque el primero fuera escurrido pero cornalón. Como ya es tradicional, en bastantes corridas de esta ganadería los toros mansearon lo suyo, aunque le pegaron en varas".
Entrando a valorar las faenas del de Barbate, explica: "Paquirri tuvo una tarde redonda. Enormemente sobrado y poderoso, toreó con más reposo que como lo hacía en pasadas temporadas, ligando los pases. Los afarolados ligados con el de pecho le salieron perfectos. A sus toros, aunque mansos y huidos, los metió en la muleta. Los dos fueron nobles, de acuerdo, pero había que estar allí y hacerse con ellos. El público se entregó totalmente al gaditano. (...) Al final del festejo, Paquirri salió a hombros, ovacionándose a Capea y dedicando una fuerte pitada a Curro Romero", concluye.
Paquirri, con dos de las orejas de aquella tarde.
