21 de abril de 2011
Entrando al carro.Entrando al carro.

Pascuas en capilla

Alberto Aguilar
jueves 28 de abril de 2011

Las próximas fechas voy a pasarlas en casa, entrenando y pasando miedo antes de la corrida del domingo en Aignan (Francia). La única procesión que voy a ver es la de mi subalterno de confianza, Raúl Ruiz, embistiéndome con el carro…

El otro día os comentaba que había dado una paliza a mis rivales de pádel, ¿no? Bueno, pues la cura de humildad ya ha llegado y ayer, jugando al frontón con El Kata -un chaval que quiere ser torero y que es un fenómeno, un auténtico crack- nos dieron un repaso Raúl y su cuñado. Echamos la partida en Arganda del Rey y El Kata no pasó de los detallitos, pero de juego bueno por nuestra parte o, mejor dicho por la suya, hubo poco… ¡jaja!

Luego nos hicimos un toro de salón y después fuimos a clase de spinning en un gimnasio de San Fernando de Henares. Salí de allí chorreando, totalmente empapado, como si hubiera salido de la ducha. Llevaba todo el invierno subido a la bici para coger fondo y potenciar las piernas pero desde la cornada de Valencia no había podido volver y el parón lo he notado una barbaridad. Acabé reventado.

Cuando llegué a casa me metí en la ducha y acto seguido me fui a dormir. Ese día, tanto Raúl como yo dijimos a nuestras mujeres que no incordiaran mucho porque no estábamos para muchos trotes… ¡jaja!

Antes de eso, por cierto, vi la corrida que pusieron en el Canal Plus Toros en la que El Califa cortó las dos orejas a un toro de Dolores Aguirre en el San Isidro de 2003. Acababa de fallecer su padre y la verdad es que el tío estuvo tremendo, de valiente, de dispuesto y de acertado frente al toro. Me gustó verla porque me imaginaba a mí mismo en Sevilla el próximo martes triunfando como José en Madrid. La ganadería que mato en la Maestranza es la misma y ojalá salga algún toro dejándose como aquel día en Las Ventas.

Hoy he estado entrenando toda la mañana. Hemos estado a punto de suspender el entrenamiento porque anoche estuvo lloviendo fuerte y la plaza en la que toreo estaba encharcada, pero ¡qué narices!, en San Isidro también puede llover y hay que estar listo para sobreponerse a todas esas circunstancias.

Luego he ido a comer a casa de mi cuñada y estoy pasando la tarde ahora mismo en familia, con mi mujer y la más pequeña de la casa, mi hija África, que tiene 3 añitos y me tiene loco, loco, loco…

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