Miguel Ángel Perera, gran triunfador de la corrida de este martes en Bilbao junto a la ganadería de Fuente Ymbro, fue uno de los invitados al coloquio organizado por el Excelentísimo Club Taurino de la ciudad tras el apartado.
El extremeño fue desgranando las sensaciones vividas en Vista Alegre: “El toreo es verdad y cuando tiene esa verdad, se palpa en la plaza. Eso es lo que sucedió ayer -por el martes-. A mí me hubiera gustado el segundo de la tarde para mí, que fue de vacas, de indulto. Fue un toro perfecto. Embestir de esa manera solo está al alcance de los ganaderos de hoy en día. Y mi segundo no me daba muchas esperanzas. No lo veía en el capote, no sabía cómo meterle mano. Pero en el capote de Curro Javier ya pasaba y se deslizaba. Me hacía falta ese toro en una plaza como Bilbao. Es de esos animales donde se marcan diferencias. Todo el que lo vio sabe lo difícil que es pegarle muletazos a un toro así. Cuando aposté, él respondió. Dentro de todo lo que tuvo el toro, fue agradecido. Tuve paciencia, siempre buscando la colocación. Dentro de las dificultades, hice un esfuerzo que se transmitió arriba. Fue una faena muy intensa”.
Entre los problemas que tuvo el toro cuarto fue escarbar: “Cuando un toro escarba nos pesa mucho a los toreros porque nos cuesta llegarle a ese primer muletazo”.
Miguel Ángel Perera se va de Vista Alegre con una satisfacción incompleta: “He sentido el reconocimiento de nuevo pero me voy dándole muchas vueltas a la espada. Creo que me precipité y se me fue la mano donde no quería. Satisfecho… pero las estadísticas cuentan”.
El torero de la Puebla del Prior reconoció que quedó exhausto tras la faena al cuarto toro: “Me desgastó pero me dio mucha moral, sales lleno como torero. Como me ocurrió la tarde de Pamplona. Los toreros a lo largo del año nos vamos alimentando de esas sensaciones. Estoy contento porque fui capaz a pesar de los años que estoy en esto de apostar e imponerme de esa manera como lo hice”.
