Otra semana de contrastes. Periodísticamente impecable. No cabe pedir más. Taurinamente dependerá de quién la analice, ya se sabe que las ferias son como te van. Yo insisto, periodísticamente, semana buena, buena. Superior que se diría en términos ganaderos. La realidad es que hubo de todo. Tardes de triunfo, felicidad por la vuelta de Del Álamo, con la falta que hacen caras nuevas, resacas gloriosas -resacas artísticas, quede claro- como la de Finito en Zaragoza que aún colea. Y lo que coleará. Hubo divorcios, administrativos. Naturalmente de mutuo acuerdo y si me permiten el sarcasmo, con comunicado incluido. El comunicado se ha convertido en moneda de uso corriente en el toreo. Mientras no haya comunicado no quieren que valga nada y en la mayoría de los casos lo que no vale es el comunicado por innecesario. Hubo nupcias reales y felices como las de Miguel y Verónica o si lo prefieren en terminología más taurina Perera y Capea y la de Jorge Ibáñez con Laura Ochoa. A todos -también a los divorciados administrativos, faltaría más- nuestros mejores deseos de felicidad y fortuna.
