Como el del toreo es un mercado libre, pueden decidir volver a torear todos los toreros retirados si les pluguiera. Otra cosa es que los aficionados se den con los talones en el trasero corriendo hacia las taquillas para comprar entradas cuando los anuncien. Este es un país libre y cada cual puede hacer con su vida lo que le de la real gana mientras no interfiera en la de los demás, reduciendo las libertades de los otros para ampliar las suyas. Y como el del toreo es un mercado libre que funciona, como todos, bajo la ley de la oferta y la demanda, pueden decidir volver a torear todos los toreros retirados si les pluguiera. Otra cosa es que los aficionados se den con los talones en el trasero corriendo hacia las taquillas para comprar entradas cuando los anuncien. Que eso son otros lópeces.
Toda la vida de Dios habían vuelto al toreo, aquellos toreros que se retiraron sin merma de su fama y prestigio profesional, en busca de un bien ganado descanso. Sobre todo si se marcharon con la sensación, compartida con el público, de que no habían dicho todo cuanto tenían que decir en la profesión. Así y todo se pueden contar con los dedos de una mano los que conseguían volver a colocarse en los puestos del escalafón que ocupaban antes de retirarse. Ocurría, que en el tiempo que permanecían fuera de los ruedos la plantilla se renovaba dando paso a nuevos valores que venían arreando, y con los cuales era más difícil competir que con los de su generación porque los años no pasan en balde y la “platica”, como dice Cesar Rincón, vuelve al torero y hasta al lucero del alba mas conservador y cauteloso.
Claro que como ahora los toreros duran en candelero diez, quince, veinte y hasta veinticinco años porque, entre otras cosas, hace mucho que no llegan dos o tres toreros recién doctorados que les obliguen a apretarse los machos, quien sabe si algunos pueden alcanzar el sitio que no consiguieron cuando estaban en todo su apogeo. Porque la verdad es que aquí, haciendo abstracción de Ponce y pedaleando a su rueda El Juli, Morante, Manzanares, Perera, Talavante y Fandiño, casi todos los demás, salvando tres o cuatro que pugnan por sacar la cabeza, sestean en el pelotón con mentalidad de resistencia. Quizás por eso se ha producido esta plaga de reapariciones
O sea que aquí les da por volver al Cordobés, Ojeda, Ruiz Miguel, Curro Vázquez y Joselito y torean treinta corridas sin despeinarse.
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Plaga de reapariciones
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