Abrió cartel Sebastián Castella, que sustituía al anunciado Daniel Luque. Desde el recibo pudo disfrutar de la calidad de su vellosino, de ahí el largo metraje y la despaciosidad y mano baja que imprimió a la verónica antes de abrochar garboso en el centro del platillo. Con la muleta la faena tuvo altibajos y estuvo condicionada por la flojedad del animal y el aire, pero el trasteo tuvo muchos pasajes de interés, con temple y gran despaciosidad sobre la izquierda y más rotundas y profundas las series con la derecha. Unas manoletinas previas a una buena estocada inauguraron el marcador de trofeos de la tarde.
Castella no pudo estirarse de salida con el cuarto porque se revolvía con demasiada presteza, siendo hasta el momento el más cómodo por delante dentro de un encierro bien presentado, y también el más flojo en los primeros tercios. Brindó al respetable en los medios pero ya desde el inicio por alto el animal o doblaba las manos o se defendía. Optó por no abreviar y en buscar las vueltas afanosamente a una embestida mortecina que no conectaba con el tendido y que le reclamaba que se fuera a por la espada, con la que remató su actuación con una estocada trasera de lento efecto. Pero aun así el torero consiguió su objetivo de cortar la segunda oreja para su esportón que le abría la puerta grande.
Alejandro Talavante también disfrutó de la nobleza de su primer enemigo, tan dulce como justo de emoción. En el recibo no pasó de las probaturas, pero con la muleta construyó un trasteo basado en la mano derecha en el que las tandas brotaron ligadas y, sobre todo, con muletazos al ralentí, reduciendo las embestidas con la cara volcada del animal. Unas manoletinas cargando la suerte precedieron a una estocada que precisó de varios descabellos y perdió el premio.
Talavante se abrió de capa con un farol en el tercio como saludo a su segundo enemigo, que ya no le permitió más brillantez con la capa al esperar demasiado en sus embestidas. En banderillas el toro apretó para los adentros poniendo en apuros a Miguelín Murillo y Manuel Izquierdo. Inició faena Talavante en el tercio de rodillas para llevarlo por alto sobre ambos pitones repetidamente, prendiendo la mecha de la emoción. El vellosino no tenía clase pero sí resultó encastado. conjuntándose toro y torero a mitad del trasteo en una tanda sobre la derecha que tuvo mando y pasión y tras la que se fue a por la espada, ante la sorpresa del público. Unas ligeras manoletinas precedieron a una estocada muy tendida que escupió y un golpe de verduguillo que puso en sus manos el pasaporte para salir a hombros en forma de oreja. Y el presidente, incomprensiblemente y por su cuenta, premió a “Palmerillo” con la vuelta al ruedo sin ningún tipo de petición popular.
El salmantino Manuel Diosleguarde afrontaba su cuarto compromiso tras la brutal cornada del año pasado en Cuéllar. Se abrió de capa saludando con una larga cambiada en el tercio a su primer toro para mostrar su disposición a carta cabal. Brindó al público y abrió faena doblándose por bajo para fijar la noble embestida. Sobre la derecha las tandas tuvieron trazo largo y mando. Por la izquierda el animal empujaba menos, pero la firmeza y ausencia de dudas del torero prevaleció para que no bajase el diapasón de la faena. Ya con el toro a menos pisó terrenos comprometidos y se fue metiendo en cercanías para siempre obligar al animal a no parar y embestir, llegando mucho a los tendidos por su verdad desnuda yéndose al otro pitón. Una estocada volcándose olvidando fantasmas pasados puso en sus manos dos merecidas orejas.
Diosleguarde no se pudo lucir en el recibo, pero sí en un vistoso galleo por chicuelinas para llevar a su animal al caballo. Inició muy templadamente la faena, saliéndose a los medios y llevando en las dos primeras tandas a derechas cosida la embestida a los vuelos con enorme pulso y despaciosidad. El animal era muy noble, pero exigía una precisión milimétrica en el toque y el trazo para no violentarse y el joven matador supo tirar de él con firmeza pero sin violencia para intentárselo llevar siempre atrás. Un final en cercanías con redondos, un arrimón y un desplante tirando la muleta y encunándose precedieron a otro estoconazo de ejecución pero lento efecto que puso en sus manos otras dos orejas.
Guijuelo (Salamanca), Sábado, 19 de agosto de 2023. Toros de Vellosino. Bien presentados y nobles en general. El quinto toro, de nombre Palmerillo, número 2, de 520 kilos y nacido en 08/19 fue premiado con la vuelta al ruedo. Y el sexto, Aguilillo de nombre, número 18, de 510 kilos, nacido en 03/19, también premiado con la vuelta al ruedo. Sebastián Castella, oreja y oreja; Alejandro Talavante, ovación y dos orejas; y Manuel Diosleguarde, dos orejas y dos orejas. Entrada: Casi lleno.
