El secreto de Ponce y su mes de agosto no es un cofre escondido. Obedece, como casi todo, a dos cosas que, juntas, suelen sumar tantas cualidades que se muestran imparables de cara a los públicos. Una, el talento; otra, el azar favorable. El talento de Ponce, cuya tauromaquia se desvió de la actual, pues es de figura más erguida, de pausas, de un estilo diferente, de una generación diferente y casi con un toro diferente a sus momentos más álgidos, jamás se pudo discutir.
