Hoy se cumplían 50 paseíllos de Ponce en Bilbao, 50, y el valenciano lo ha celebrado con un faenón en el cuarto de la tarde. Cortó una oreja porque Matías no quiso que fueran dos, porque el clamor del público fue total. Hubo cadencia, empaque, estética, poder, mando... y un final cumbre. Fue la mejor faena de lo que va de feria y ha puesto el listón altísimo. La cruz la pusieron Fandiño y Mario Romero, heridos de gravedad.
Salió un toro de Puerto de San Lorenzo embistiendo y cayó en las manos de un torero soberbio, Enrique Ponce. Fue el cuarto de la tarde, un toro de Bilbao, un señor toro, noble y con bondad. El valenciano lo toreó bien con el capote. Brindó al público e hilvanó un trasteo con ligazón en el que destacaron dos series sensacionales sobre el pitón derecho. Ponce le bajó la mano y la corrió con temple y a ralentí. Con la izquierda hubo tandas cadenciosas y de gran estética. El final de faena por poncinas y con pases genuflexos acabó por poner el público en ebullición. Se le pidieron dos orejas, el presidente dio una. La vuelta al ruedo fue clamorosa.
En el primero Ponce sorteó a un animal sin clase ni celo, que nunca se entregó en la muleta del valenciano. Fue ovacionado tras una labor de dedicación, buscando un fondo que el toro demostró no tener.
La cruz fue para Iván Fandiño. En el que cerraba plaza, un toro complicado y que desarrolló mucho peligro, fue cogido. Antes también hirió de gravedad al tercero de la cuadrilla del vizcaíno cuando estaba cerrando al toro. Fandiño resulto cogido en el muslo derecho con una cornada con entrada y salida. El percance sobrevino cuando el toro, se quedó parado y lanzó un navajazo prendiendo al diestro. Antes Fandiño demostró muchas ganas al recibir a ese toro a portagayola. En el primero Fandiño no encontró ayuda de su oponente, un toro incómodo, sin recorrido, que reponía mucho. El de Orduña lo sacó a los medios y tras evidenciar sus nulas opciones optó por abreviar.
Diego Urdiales cuajó una tarde importante y comprometida. El riojano entró en el puesto que dejó libre Perera y dio una gran dimensión. En su primero le brindó la muerte de su primero a Enrique Ponce, a sabiendas de que el toro tenía pocas opciones. El riojano lo intentó en una faena de exposición ante un animal noble pero deslucido. Labor paciente pero sin brillo. Tampoco pudo ser ante el peligroso que hizo quinto.
BILBAO. 28-08-2010. Toros de Puerto de San Lorenzo. 1º deslucido. ENRIQUE PONCE: Ovación con saludos tras aviso y oreja tras aviso con fuerte petición de la segunda; DIEGO URDIALES: Ovación con saludos y saludos tras aviso; IVÁN FANDIÑO: Silencio y herido. Entrada: Tres cuartos. Se guardó un minuto de silencio en recuerdo de la muerte de Manolete.
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