Un director de un hotel me dijo una verdad. Para saber cómo se siente un cliente en una habitación, hay que ponerse en su lugar. Boca arriba en la cama: el techo lleno de manchas en soledad húmeda. Sentadito en la taza del váter: encaja mal o hace chop y salpica. La ducha: o te abrasas o te hielas. Las luces: a ver quién tiene cojones a hacerse con los botones de dónde se enciende y se apaga la que está allí en la esquina al lado de la cortina. Los espacios: que en recepción nos den espinilleras que no hay quien pase entre pared y cama sin dejarse parte de hueso y piel en la esquina de la cama. Qué esquinas. Cosas así. Y tiene razón. Por eso apliqué yo tal máxima al regreso de lo de Barcelona y me hice animalista. Me compré un cerdo.
Lea el artículo completo en su revista APLAUSOS
Acceda a la versión completa del contenido
Ponga un cerdo en su vida
Los mozos de espada de la Comunidad de Madrid han celebrado este sábado en la…
Pasadas las dos de la tarde, en un frío y escueto comunicado, la Real Maestranza…
Tras su estreno en Sevilla, la Peña Francisco Montes “Paquiro” de Chiclana ha presentado el…
Se pone fin a la era Pagés tras noventa años como empresarios de la Maestranza
Un accidente de tráfico se ha llevado la vida de este joven novillero, que ahora…
Colombo hará doblete en su tierra, en una feria en la que debutan los jóvenes…