Yvuelta la burra al trigo. He estado en varias ferias en agosto y lo que llevamos de septiembre y si de algo me ha servido, además de para ver algunas buenas faenas y algún toro importante, ha sido para reafirmarme en mi criterio de que los problemas de la Fiesta tienen su origen en la escasa bravura y la poca casta de los toros que en general se lidian en la actualidad. Porque toros bien hechos, con los quilos que corresponden a su osamenta y bien puestos de pitones salen muchos por esas plazas de Dios. Lo que ocurre es que la mayor parte de ellos aguantan a duras penas un puyazo y se quedan al salir del caballo como marmolillos incapaces de aguantar una faena de veinte o veinticinco muletazos. Y si los aguantan, con esas embestidas aletargadas y desangeladas, el público se aburre mortalmente. A los toros les falta bravura, casta y duración.
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