Estoy esperando a que Manzanares y los otros 5+1 se nieguen por solidaridad con Castaño y con el público castellonense a actuar en cualquier plaza en la que tenga algo que ver la empresa de Castellón. Castaño también es hijo de Dios.
Estoy realmente entristecido. Las declaraciones de la nueva empresa de Castellón son un monumento a la indelicadeza rayana con la crueldad. ¿Qué hubieran hecho los G-5+1 si Canorea se hubiera referido a ellos como Martínez Erice a Javier Castaño? Tampoco la afición ha salido bien parada. Ahora resulta que Castellón no funcionaba porque las figuras no querían ir, ya que salía el toro y ellos, claro, necesitan otra clase de corridas. Qué falta de tacto y qué manera de demostrar que lo único que les importa del toreo es la taquilla, y que si poniendo un botijo en el centro del ruedo se llenaran las plazas le daban la puntilla a la Fiesta sin compasión. La rueda de prensa de la capital de La Plana ha sido la prueba del nueve de por qué el toreo está como está. Esto no tiene solución. El toreo se ha convertido en un nido de ambición y egoísmo en el que nadie respeta a nadie. Sólo inclinan la cabeza ante su majestad el euro.
Del niño de Teodoro ya se conocen sus obras completas, pero de Manolo Martínez Erice no me esperaba una cosa así. Hay palabras que no se deben pronunciar por un elemental respeto al ser humano, y ese respeto le ha faltado al hijo de Martínez Uranga. Lo siento José Antonio, nunca sabrás cuánto, pero sentiría asco de mí mismo si no me indignara con la soflama de referencia. Quiero creer que tú nunca hubieras sido tan desconsiderado con un torero que se juega la vida sin trampa ni cartón. Pero lo que de verdad riza el rizo de lo incomprensible es que un miembro de una familia de toreros, que no se enriqueció vestida de luces precisamente, como Ramírez, sea testigo de un aquelarre como la referida rueda de prensa, sin sublevarse, dar un portazo y hacerles un corte de manga a sus socios. ¡Maldito dinero que todo lo pudre!
Estoy esperando a que Manzanares y los otros 5+1 se nieguen por solidaridad con Castaño y con el público castellonense a actuar en cualquier plaza en la que tenga algo que ver la empresa de Castellón. Castaño también es hijo de Dios. Qué fácil es solidarizarse con los millonarios y qué difícil hacerlo con los que para ganar unos euros se tienen que jugar todos los días la femoral con lo que ellos no quieren ni ver. ¡Un respeto, señores! Aunque ya me figuro que para los adoradores del becerro de oro debe ser muy difícil comportarse como tales.
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