Este domingo Rafael Cerro se convertirá en matador de toros. Lo hará en Navalmoral de la Mata, muy cerquita de su Saucedilla natal, al lado de Castella y Perera, “casi ná. Son dos figurones del toreo”, admite. Al fin le llegó la hora al cacereño tras tres temporadas como novillero en las que ha dejado su impronta de torero con corazón guerrero y alma de artista. "Tenía muchas ganas de que llegara, me siento muy afortunado por ello. La situación es muy complicada y sé que hay que apretar mucho, lo hacen las figuras del toreo, ¿no lo voy a hacer yo?".
¿Se siente preparado? "Ya el año pasado estaba muy mentalizado y convencido de que era mi momento. Torear en plazas como Madrid o Pamplona me dio mucho sitio y después de aquello me sentía muy capaz de afrontar cualquier compromiso", responde.
En los tres años en los que ha estado como novillero ha pisado todas las ferias de novilladas y muchas plazas de primera categoría en España y Francia, ferias en las que se lidia un novillo serio. Ese rodaje le ha servido para coger oficio. "Ese tipo de novilladas tan fuertes que toreé el año pasado me han servido para cuajarme. Aunque yo no diría novilladas sino corridas de toros y quien diga lo contrario miente. Torear en esas plazas tan grandes, de esa categoría e importancia, le hace a uno crecer como torero y como persona. Allí es donde está el dinero y la importancia, donde se juega uno la vida sin problema de nada. En Madrid, por ejemplo, hay unos médicos muy buenos y no pasa nada. ¿Quién dijo miedo habiendo hospitales?" Ha sacado a la palestra la cuestión económica. ¿Qué papel juega el dinero en una profesión como la de torero?, cuestionamos. "El dinero es importante porque no te puedes jugar la vida gratuitamente. Yo no entiendo esos toreros que van a las plazas gratis o por menos de los mínimos. Para jugarte la vida de verdad, tienes que ver el color, eso te motiva a arrimarte más. Además, si gano dinero podré cumplir un sueño que tengo". ¿Cuál, si se puede saber? "Comprarle una casa a mis padres, que se lo merecen por todo lo que han hecho por mí".
Mañana será un día especial también para Ortega Cano, su apoderado, su padre taurino, y el primero que creyó en Rafael Cerro. "Es una persona muy importante en mi carrera, me ha aportado mucho. Todo ese tiempo que he estado con él en su finca, hablando con él de toros... es muy importante. No todos tienen a un figurón del toreo a su lado que les pueda aportar su experiencia y aconsejarte qué caminos son los que debes tomar, en ese sentido me siento un privilegiado".
ORTEGA CANO: "Lo estoy viviendo como si fuera yo mismo"
Una vez retirado de los ruedos, Ortega Cano vio en Rafael Cerro una nueva ilusión con la que seguir involucrado en el mundo del toro. Le vio por televisión, en el Certamen de novilleros sin picadores de Canal Sur, y se puso enseguida en contacto con él a través de Luis Reina, profesor de Rafael en la Escuela Taurina de Badajoz, y a partir de ahí le apoderó. Fue en 2010 y al año siguiente le hizo debutar con picadores en Olivenza.
"Lo estoy viviendo como si fuera yo mismo, a Rafael le quiero como si fuera mi hijo. Ha convivido y convive en mi casa como uno más de la familia, creo que esa es la mejor relación que debe de haber entre los dos, pasar los miedos juntos y disfrutar de las alegrías. Me ha dado grandes satisfacciones en muchas tardes importantes desde que le vi por primera vez sin caballos y ahora, verle compartiendo cartel al lado de las máximas figuras, es una alegría muy grande. Estoy seguro de que va a estar bien porque tiene un concepto del toreo muy importante. Tiene valor y además cabeza, cualidades para ser un torero destacado del escalafón”.

