Echando al tejado del nuevo Gobierno el problema de la restauración del derecho de los empresarios a organizar corridas de toros en Cataluña, el de los toreros a torearlas y el de los aficionados a presenciarlas, el catedrático de Derecho Constitucional Joan Vintró no ha hecho más que interpretar acertadamente la Constitución. Y la prohibición conculca varios derechos constitucionales de los ciudadanos de Cataluña y por ende de toda España, puesto que la fiesta de los toros no es un rito iniciático cerrado sino un acontecimiento cultural abierto, al que pueden concurrir espectadores desde todos los puntos del mundo, como a una obra de teatro, de ópera o ballet, concierto musical, exposición pictórica o cualquier otra manifestación artística. Cataluña no navega en solitario hacia los intereses políticos del Gobierno de CiU, sino que es un gran barco en el que los derechos constitucionales nos alcanzan a todos los que viajamos en él, con el único límite que marca el amplio horizonte de libertades en una democracia consolidada.
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