Esa plaza de Pamplona a reventar un día sí y otro también invita a la reflexión sobre los porqués de la progresiva desertización de muchos tauródromos de España. Y como toda meditación intelectualmente honesta conduce al análisis, habrá que cruzar datos e ideas utilizando como fondo el cañamazo de una realidad que se viene prolongando un año tras otro. Como primera providencia hay que resaltar que la capital de Navarra es un ejemplo de que el negocio de los toros es muy diferente a todos los demás. Y si se me apura, para que funcione como tal hay que tratarlo como si no lo fuera. Que es lo que está haciendo, desde el comienzo de la gozosa realidad de los Sanfermines, la Comisión encargada por la Casa de Misericordia de ponerlos en pie cada año.
