Su camino no es el de todos y lo asume. Por principios y por hechos, el salmantino se ha convertido en un blasón de constancia y seguridad frente a las corridas más duras. Orgulloso está de ello porque nadie le regaló nunca nada. Javier Castaño, torero bravo. Lidiador. Poderoso. Un ejemplo. Sin alharacas. Se ha marcado una línea de rectitud de la que no quiere salirse. Y en ello anda. Se siente querido, respetado y reconocido por los aficionados. No niega que busca la lidia completa, ofrecer cada tarde lo mejor. Camino de sacrificio y dureza. Un torero con su verdad.
- “Tengo muy claro y estoy muy orgulloso de ello, que mi sitio son las corridas duras. No pienso en matar otras, mi camino está donde me encuentro”
- “Lo que más me llena es estar en todas las ferias sin que nadie me haya ayudado nada. Me ha costado mucho llegar a donde estoy superando todas las dificultades del camino”
- “Al aficionado hay que darle alicientes que se están perdiendo y que tienen más importancia que el hecho de cortar una o dos orejas que muchas tardes no tienen valor”
- “Castellón fue clave este año. Cortar tres orejas a la de Miura fue empezar muy bien y solventar el examen diario que algunos toreros estamos obligados a pasar. También están ahí las tardes de Nimes y Madrid”
- “¿Críticas a mi cuadrilla?, no las entiendo. No vinieron de la afición”