Era renovarse o morir. No quedaba más camino que ese. Por eso, en 2011, aun en vida del Marqués, en la ganadería de Albaserrada se optó por buscar el Santo Grial de la cada vez más mermada sangre de García Pedrajas. Aquella que en su día aportó el toque necesario para que los astados del marquesado tuviesen el justo equilibrio entre casta, codicia y movilidad que hicieron que Laborioso ocupase desde 1965 a 2011 el friso del único astado indultado en el templo taurino sevillano de la Maestranza. Al frente de esta aventura era de esperar que el destino pusiese a un compatriota de Hugo de Payns, aquel gran maestre templario en el que hoy se ve reflejado Fabrice Torrito, artífice de la cruzada.
- “Nos quedamos entre dos aguas, ni era torista ni era ganadería de toreros, así que hemos optado por volver al toro bravo y con cara”
- “Es importante educar a la gente y que entiendan que en la diversidad es donde encuentra la Fiesta su salvación a través de la emoción”
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Renovación desde la raíz
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