Hoy hablaremos del toreo. Desde el punto de vista de más de sesenta años de observación alejada de cualquier interés económico o profesional. Mis incursiones profesionales en el mundo taurino fueron esporádicas y puntuales, hasta que una vez jubilado pude dedicar más tiempo a escribir de algo que siempre me había fascinado por sus valores artísticos y raciales. Al contrario que la política, que desde joven tuve que analizar, aunque en demasiadas ocasiones sus entre bastidores me produjeran náuseas. Pero así como no puede existir democracia sin política, tampoco es posible entender España en toda su dimensión, sin el rito de la lidia del toro bravo. “Ay, toro bravo de España”, dijo el poeta…
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