-¿Qué se siente al haber visto a Madrid romperse de esa manera?
-Es algo que no te sabría describir con palabras. Hay que vivirlo, sentirlo… es algo inexplicable. Es un sueño hecho realidad ver así a Madrid, cuajar un toro de esta manera, en esta plaza. Ayer todo se conjuntó para que se diera la tarde.
-¿Ha sido la tarde más importante de su carrera?
-Sí, creo que sí. He vivido tardes muy importantes pero la de ayer creo que ha sido la más. Si hubiese entrado la espada en el primer intento podríamos estar hablando de tres orejas en Madrid. De todas maneras, es la tarde más bonita y más compacta de mi trayectoria porque se dieron las dos facetas. Primero el toro de Hoyo de la Gitana, que fue un toro más parado y muy exigente, me obligó a hacer un esfuerzo muy grande. Luego, el toro de José Escolar me permitió darle 25 o 30 muletazos como yo siento el toreo. Entonces, por todo esto que hablamos, creo que ha sido la tarde más importante de mi carrera y de mi vida.
-Cuando llegó al hotel, ya en la soledad de la habitación, ¿fue más consciente de todo lo que había sucedido?
-No, la verdad que aún no era consciente. No he llegado a entender lo que había sucedido hasta que me metí en la cama por la noche. Apenas he podido dormir. En esas horas de vigilia fue cuando empecé a ver todos los mensajes de felicitaciones, fragmentos de vídeo que la gente me mandaba, pude leer las crónicas que ustedes, los críticos taurinos, habían escrito sobre mí y la verdad que eran muy bonitas, me emocioné leyéndolas… y ahí fui consciente de la importancia de lo que había pasado.
-Por la espada mejor no preguntarle-.
-Es una cosa que durante toda mi carrera me ha jugado a veces malas pasadas… y es una pena. Cuando maté el primer toro al segundo intento y el de José Escolar al tercero, fueron dos estoconazos que cayeron ambos toros sin puntilla. Me he estado preguntando toda la noche que por qué no fue a la primera. Hay veces que sin saber porqué se pincha, pero bueno, ya ha pasado y no queda otra que quedarse con el recuerdo, la emoción y cómo sonaban los olés de una plaza entregada.
-Eso sí, se lleva el reconocimiento de Madrid y la atronadora manera en la que le despidió la afición.
-Fue impresionante. Sólo tengo palabras de agradecimiento para esa plaza y su afición. Siempre me han demostrado, desde el primer día que toreé, un cariño muy grande. Soy un torero de Madrid, conocen perfectamente mi carrera, tantos años luchando con corridas muy difíciles y tirando día tras día para adelante. De verdad, no tengo más que palabras de acontecimiento.
-Hablando del toro… Camionero fue sin duda un animal de categoría
-Sí, un toro extraordinario. Qué te voy a decir… los toreros soñamos ese tipo de toro bravo para poder torear bien y para poder hacer y expresar nuestro toreo. Al principio, en el primer tercio, no lo tenía bien definido y creo que fue muy importante el comienzo de faena con la muleta, flexionado, porque fue cuando el animal me transmitió. Me habló diciéndome que me iba a ayudar a que le torease como yo siento y a que pudiese hacer una faena importante en Madrid.
-No sé sí ha tenido ya oportunidad de intercambiar opiniones con el ganadero.
-Me une una gran amistad con él y toda su familia. Estoy muy agradecido a ellos porque siempre me han tratado como uno más. Nada más acabar la corrida, porque es un hombre con mucha categoría, me llamó para felicitarme y la verdad que estaba loco de contento. Es cierto que hemos tenido muchos triunfos juntos, soy el único torero que ha matado seis toros suyos, he indultado también un toro suyo hace unos años en Arenas de San Pedro.
-Si antes ya era torero de Madrid, ahora mucho más.
-Creo que sí. Ayer fue la culminación. La tarde me ha dado mucho y después de veintidós años como matador de toros, más de cincuenta paseíllos en esta plaza… el público me demostró que me tienen como un torero de Madrid.
-De cara al año que viene se abren aún más si cabe las puertas de Madrid.
-Esperemos que sí, ojalá. Confío en ello. No soy torero que me guste quejarme, pero sí que pienso que debo ocupar otro lugar en la fiesta porque creo que el aficionado puede llegar a disfrutar conmigo muchas tardes.
