Andrés Roca Rey ha vuelto a ocupar un espacio en El País Semanal, una de las publicaciones dominicales más influyentes en habla hispana y que rara vez aborda la tauromaquia. No es la primera vez que el matador aparece en sus páginas, consolidando su presencia en medios generalistas y alcanzando a un público ajeno al habitual circuito taurino. En la entrevista, Roca Rey profundiza en su filosofía de vida, su relación con el miedo, la rebeldía como motor de su carrera y su visión del sistema taurino.
Roca Rey cree en la necesidad de conectar con la juventud de una manera auténtica, sin recurrir a discursos prefabricados. “Muy poca gente confiaba en que esto pudiera ser posible, que la gente joven acudiera a las plazas”, explica en la entrevista. Para él, el problema no es la falta de interés, sino la manera en que se ha transmitido el toreo a las nuevas generaciones.“Vas a los toros y, si regresas, lo harás porque algo te ha impactado y con respeto. Lo importante es que una vez conseguido el hecho de que vengan, no se lleven la sensación de que se trata de un mundo aburrido, sino excitante”.
En un contexto donde la tauromaquia enfrenta desafíos políticos y sociales, Roca Rey defiende su esencia como una expresión de libertad. “Puede que haya gente que venga por protesta, otros por divertirse, algunos por el ambiente y otros por devoción y admiración. Es bonito sentir la libertad de ir por una razón u otra”, comenta.
A lo largo de la entrevista, el matador desentraña su relación con el miedo y la verdad en el ruedo. Para él, la tauromaquia es una constante lucha entre el instinto y la entrega absoluta.“Cuando un toro me iba a coger, lo he sabido. Y he seguido… Para afrontarlo con la máxima pureza posible.”
La intensidad con la que vive su profesión ha sido una constante en su vida, pero no ha estado exenta de desafíos personales. En la entrevista, revela que el 18 de diciembre de 2023 fue un punto de inflexión en su vida, un momento de introspección que lo llevó a tomar decisiones drásticas para reencontrarse consigo mismo: “No me sentía a gusto con ciertas cosas de mi vida. Me faltaba algo. Me fui a viajar solo. Sentí mucho vértigo, me fui a pensar, a meditar. Solo. Reflexioné mucho. Me convertí en mi mejor psicólogo. Yo y mi soledad”.
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