La corrida lorquiana volvió a ser uno de los atractivos de la Feria del Corpus de Granada. Una apuesta del Ayuntamiento de Granada y la empresa Funtausa, con el apoyo del capítulo de la Fundación Toro de Lidia. Este año, además, con el aliciente del encierro de los victorinos.
El primero de ellos no anduvo sobrado de fuerzas, midiendo mucho en el capote y también en banderillas, donde El Fandi volvió a hacerse fuerte una vez más. Intentó acoplarse el granadino con el astado, sin confiarse y al hilo del pitón, pero robándole algunos muletazos de mérito por el derecho; siempre a media altura y sacándoselo hacia afuera, para no acentuar las limitaciones del toro que empezó a pararse. Estocada caída, y dos golpes de verduguillo para coronar una actuación que el público premió con una ovación que saludó Fandi desde el tercio.
El cuarto, muy lavado de cara, metió bien la cara en el capote aunque sin desplazarse, sin permitir el lucimiento de Fandi que no pasó de un par de chicuelinas y un adorno para cerrar el tercio de quites. Y en banderillas, no pasó de voluntariosa la labor del torero local. Empezó la faena de muleta sentado en el estribo, con pases por alto pero toreo fundamental lo procuró más allá de la segunda raya: profunda y entregada la embestida del victorino, con el hocico por el suelo y metiendo la cara. Con la diestra, El Fandi consiguió arrancar los olés del respetable, aunque sin la vibración de sus tardes de gloria. Pinchazo y estocada para rubricar su actuación. Fáciles las dos orejas que permitieron, en el 25 aniversario de la alternativa, abrir la puerta grande. Fandi no salió a hombros, se fue a pie por la puerta de cuadrillas con el resto de la terna.
Sebastián Castella, metido en la tarde, quiso lucir al toro en el caballo dejándolo largo en la segunda vara, donde Cucurucho cumplió. Otra cosa fue en la muleta, donde esperó y midió mucho: el francés consiguió limpiar la áspera embestida del animal, que tendió a derrotar al final del muletazo, pero sin conseguir que la faena tomara vuelo. El pinchazo y la media estocada impidió alcanzar trofeo alguno.
El quinto, aunque probón, tuvo motor y permitió el lucimiento de la cuadrilla en banderillas, ya en la brega ya con los rehiletes. Por doblones, y sacándoselo hacia el tercio, empezó Sebastián Castella con la franela, quien administró el poder del animal al recuperar la verticalidad. Con el público a favor de obra, aplaudiendo al son del pasodoble, el francés firmó tandas de mérito por el derecho, el mejor pitón del toro. Bonitas fueron, también, las trincherillas que antecedieron a la suerte suprema: metisaca, dos pinchazos, estocada corta y dos golpes de descabello. Ovación.
Más plaza y mejor disposición tuvo de salida el que corrió en tercer lugar. Miguel Ángel Perera jugó bien los brazos, toreando a la verónica, a la altura del tendido tres. Extraordinario fue el pitón derecho del victorino, que el diestro de la Puebla del Prior aprovechó para estructurar el grueso de la faena; a la sazón la más redonda y sólida de lo que va de feria, con varias tandas templadas y donde predominó la rectitud del muletazo. No voló bien la espada, dejando un pinchazo arriba que afligió al animal, tragándose la muerte, hasta que lo atronó de un golpe de descabello. El palco atendió al clamor popular con una oreja.
Un galán fue el último, aplaudido de salida por su armónica presentación. Lo sacó Perera a los medios con torería, con el toro cosido a la bamba del capote. Apretó en el caballo y arreó en banderillas, y aún en la muleta, donde Perera no terminó por entenderse con el sutil peligro del animal, ante quien pareció quedar desbordado. Marró con los aceros y el prudente silencio se transformó en tímida protesta.
Granada. Sábado 21 de junio de 2025. Feria del Corpus, corrida Lorquiana. Toros de Victorino Martín. El primero, soso; el segundo, desrazado; el tercero, reservón; el cuarto, bueno; el quinto, noble; el sexto, con peligro. El Fandi, ovación tras petición y dos orejas; Sebastián Castella, ovación en ambos; y Miguel Ángel Perera, oreja tras aviso y silencio tras aviso. Entrada: Dos tercios de plaza. Sonó el Himno Nacional al romper el paseíllo.