Cuando estas líneas caigan en tus manos, San Isidro 31 habrá finalizado. Y lo más positivo será que Madrid resiste, que todavía tiene fuelle para que su feria sea la más importante del mundo. Eso es bueno. Pero si Madrid se queda muy solo, y la desertización de la Fiesta es un hecho, pronto acusará la caída de espectadores por año que son el baremo de la realidad. Y este San Isidro está teniendo casi más cosas buenas que malas. Eso anima.