“Lo determinante en tardes tan complicadas como la de Madrid es el momento en el que se encuentra un torero. En otra circunstancia me hubiera ido a por la espada, mato al toro y nadie me hubiera dicho nada. Sin embargo, el otro día sentía dentro de mí que tenía que hacer el esfuerzo. Quería que la afición viera que aunque no podía cortar las orejas, sí era capaz de entregarme con un toro que no tenía faena. Me quedé tranquilo conmigo mismo y me fui contento camino de la enfermería”. Son palabras de Rubén Pinar pronunciadas a nuestro compañero José Ignacio Galcerá en la entrevista que publica esta semana la edición en papel de APLAUSOS.
En ella, el matador de Tobarra confiesa: “Necesitaba una temporada de reivindicación, de confiar de nuevo en mí, de tirar para adelante y de ver que he superado los momentos en los que he estado mal, los años en los que no he toreado tanto y en los que he sufrido mucho. Ahora ha llegado mi momento y he sabido aprovecharlo”.
Asimismo, Pinar asegura que ahora los triunfos “los disfruto y los saboreo mucho más porque he pasado por momentos muy duros” y matiza: “Aquellas primeras temporadas era la novedad, no pensaba en el día de mañana y me vino todo demasiado fácil. Sin embargo, los toreros debemos ser muy conscientes y muy consecuentes con todo. Aparte de jugarte la vida, el toreo exige una lucha diaria, una constancia. Si de verdad deseas ser alguien importante lo tienes que demostrar todos los días delante del toro. Me enorgullece ver que hay unanimidad en torno a mí, ahora he llegado a una madurez personal y profesional que me deja disfrutar del éxito pero a la vez mantener los pies en el suelo para seguir preparándome para dar la cara en cuanto entre en las ferias”.
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