Madrid vivirá su primer San Isidro sin Antoñete, sin el maestro de maestros, sin el rey de los toreros, sin el perfume de Chenel. Sin haberse apagado aún su último cigarrillo, ése que durará una eternidad en el alma de Madrid, cuando no se han secado las lágrimas de su última Puerta Grande póstuma en el octubre pasado, Las Ventas echara de menos a quien escribió en su ruedo páginas de hondo calado histórico. La faena al toro “Atrevido” de Osborne, a “Cantinero” de Garzón junto a la inmensidad de su eterno clasicismo, su profundidad, su cite largo, su empaque, su sabor, su olor a torero caro. Madrid no será el mismo sin Chenel. Su recuerdo sin par, perdurará de por vida.
No volverá a reinar en Las Ventas pero lo seguirá haciendo en el corazón de quienes le disfrutaron. Como torero y persona
Manolo Molés: “Nos ha dejado su lenguaje y su tauromaquia”
Barquerito: “Le bautizaron como el Rey de los Toreros. Antoñete es en Las Ventas, algo así, como el mayor espectáculo del mundo”
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