Transcurre el año, la temporada y quizá muchos no se percaten de lo que está ocurriendo en el lugar más torero de la piel de toro: Sanlúcar de Barrameda. Se creó una comisión para celebrar el 125º aniversario de la plaza de toros y se ha echado el resto en conmemorar la efeméride de una forma fantástica, intensa, amplia y lujosa.
La plaza del Pino, con una carga de historia torera increíble, y Sanlúcar, una tierra donde propios y extraños se hacen toreros, merecía este esfuerzo. Cuando esto escribo se han celebrado actos de todo tipo en los que han intervenido toreros de aquí y de allá: César Rincón, el propio José Tomás y, cómo no, los nativos y los foráneos que actualmente se hacen toreros en Sanlúcar.
Procesión de la virgen en la propia plaza, concurso de pasodobles para elegir el que represente musicalmente a la plaza de toros, gastronomía y, por supuesto, festejos taurinos especiales que la empresa que encabeza Carmelo García, alma y vida de los actos junto a muchos más sanluqueños, se han celebrado y se seguirán celebrando.
El último de los actos me toca presentarlo y qué satisfacción mayor que estar entre dos figuras míticas como Marismeño y Parada, emblemas de esta marisma bendita en una noche de luna. A los pocos días la gala final reconocerá a muchos y premiará a los que, de una u otra manera contribuyen a la Fiesta y a Sanlúcar. La plaza del Pino cumple ciento veinticinco años y no he visto en toda mi carrera celebrar el cumpleaños de una plaza de una manera tan explosiva y amplia. Que se enteren, la Fiesta está más viva que nunca en Sanlúcar donde la manzanilla, el langostino y el toreo son su bandera… ¡Qué queremos más!

