De todos es conocido que la injusticia se produce, cada vez más, en España con los toreros que emergen y no son recompensados. Perú sí los acoge. Claro ejemplo se produce en este mes en Santa Cruz. La festividad del Señor del Costado va a convertirse en el epicentro taurino del toreo de ese país con la celebración de una feria de lujo. Se trata de una feria internacional en la que tomarán parte españoles, mejicanos, peruanos y venezolanos. Emigran Curro Díaz, el torero que mil veces ha demostrado su valía en todo tipo de corridas, duras, blandas, regulares y con una personalidad arrolladora y al que siguen sin darle su sitio. Pepe Moral, que esta temporada asomó de nuevo con fuerza, con triunfos rotundos y que como David de Miranda tiene que viajar a Perú por falta de contratos. Dos tardes actuará Santana Claros, al que este año se le negó en su tierra, Málaga, por tres veces como San Pedro a Jesucristo, tres sustituciones que no llegaron a pesar de su buena actuación del año anterior en su alternativa con Morante y Ortega.
En Santa Cruz sí se lo han reconocido porque el pasado año consiguió el Escapulario del Señor del Costado y como se ve en Perú sí se premian los triunfos. El mexicano Calita, el venezolano Colombo y los peruanos Juan Carlos Cubas y Manolo Muñoz completan los carteles de una feria netamente internacional. El ganado español será de la prestigiosa ganadería de Lagunajanda, toros que ya han viajado hasta Perú. También se lidiará ganado de la tierra.
La feria de Santa Cruz da categoría absoluta a quien en ella participa y triunfa porque sus éxitos son siempre recompensados, no como en España donde si no estás dentro del puto sistema, si no te apoderan los cuatro de siempre, los que manejan el cotarro taurino, los del ponme al mío y te pongo al tuyo, no te comes una rosca. Una pena que no te den sitio en tu tierra y tengas que emigrar, aunque por otro lado es un orgullo y un lujo actuar en ferias como la de Santa Cruz donde te valoran, te reciben, te compensan y además ganas dinero. Pues ante esto, que los que mueven los hilos, gente ya pasada de moda y sin escrúpulos, con su pan se lo coman y próspero merimé.
