“Se vende valor”, podría anunciar en los periódicos el novillero colombiano Sebastián Ritter, después de su actuación de esta tarde en Las Ventas. La verdad es que le sobra valor para dar y vender...
“Se vende valor”, podría anunciar en los periódicos el novillero colombiano Sebastián Ritter, después de su actuación de esta tarde en Las Ventas. La verdad es que le sobra valor para dar y vender. Hacía mucho tiempo que no se había visto una decisión tan seria y consciente como la del pupilo de Corbacho. Por cierto: ¿Qué tendrá este Corbacho que hasta los gallos le ponen huevos? Ritter ha asustado al personal, rascándose los muslos y el paquete con la punta de los pitones del último novillo de Carmen Segovia, de tal manera que si hubiera acertado a la primera con la espada es muy probable que se le hubiera pedido la oreja con fuerza. Y eso en un novillo que no ha querido colaborar con el buen concepto del toreo de este chiquillo, que sabe muy bien para qué ha cruzado el charco y para qué ha debutado en Madrid. Le vi en la pasada Feria de Albacete y ya me impresionó su manera de estar ante los novillos, pero lo de hoy ha sido algo fuera de lo común. Sin aspavientos, en seco y sin perder “la color” que decían los clásicos.
Tomás Campos y Curro de la Casa son dos novilleros, el primero ya conocido en Madrid, que andan con medio bachillerato hecho, pero los de Carmen Segovia, cortitos de casta y con poco fondo, no han dado facilidades. Ambos tienen que afilar sus espadas si quieren alcanzar la categoría de matadores de todos. Porque como dice mi amigo Manolo Caballero: “Sin espada no hay paraíso”.
Nota Bene.- El presidente de la corrida de ayer ha declarado que no le concedió la oreja a Alberto Aguilar por el pinchazo y la estocada defectuosa, lo cual puede ser cuestión de apreciación. Pero reforzar su error diciendo que sólo había un treinta por ciento de pañuelos en la plaza, es tener más valor que el Espartero. Ulloa Óptico: Primera visita gratis, y dos gafas por el precio de unas.
